Borrar
Earl Lloyd.
La NBA despide al pionero Earl Lloyd
estados unidos

La NBA despide al pionero Earl Lloyd

'El gran gato' fue el primer negro que jugó y se sentó en un banquillo en la liga de baloncesto norteamericana

Javier Bragado

Sábado, 28 de febrero 2015, 07:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Cuando te han tratado toda tu vida como a un ciudadano de cuarta clase, algo te va perforando en tu interior». El sentimiento de Earl Lloyd en los años cincuenta en Estados Unidos era compartido con la mayor parte de la población negra del país. A pesar de algunas iniciativas legales, las barreras físicas, mentales y tradicionales bloqueaban el acceso de los hombres de tez tostada a la igualdad. Pero aquel chico de Alexandria, Virginia, fue uno de los que lograron superar el bloqueo y encestar. Abrió una vía en la lucha de los derechos civiles al ser el primer negro que jugó para un equipo de la NBA, aunque entonces pasó un poco desapercibido porque era una competición que entonces reunía menos espectadores en las canchas que algunas ligas universitarias. «En ese primer partido no hubo incidentes ni publicidad», recordaba hace años Lloyd, apodado Big Cat [el gran gato]. Aquella noche de Halloween de 1950 entre los Capitols y los Royals de Rochester colaboró en la victoria de los de Washington por 78 a 70 y dejó su huella en la historia del país.

Sin embargo, el placer de la victoria no escondió la realidad del desequilibrio. Antes del segundo partido de su carrera el equipo se hospedó en un hotel de Fort Wayne. Lloyd, con 22 años, no podía comer en el restaurante con sus compañeros porque estaba prohibida la entrada a hombres negros. «Mi entrenador, Bones McKinney, un sureño, vino a mi habitación y me dijo que quería comer conmigo. Le contesté Bones, tienes otros nueve jugadores abajo y tienes que cuidar de tu equipo. Lo importante es que sé cómo te sientes», relató The Big Cat como aprecio a su técnico.

Sólo tres años antes Jackie Robinson había roto la barrera del gran deporte profesional al firmar un contrato con un equipo de béisbol, pero la primera piedra de Lloyd dispone de un legado indiscutible: en 1950 debutaron también Sweetwater Clifton y Chuck Cooper, mientras que en 2015 aproximadamente el 75% de los jugadores de la NBA son afroamericanos. «Los otros chicos negros tenemos tanto respeto por él porque sólo jugar al baloncesto ya es suficientemente duro. Imaginad el estrés mental al que estaban sometidos estos chicos al unir el baloncesto con los derechos civiles. Sólo puedo decirle gracias», aseguró Charles Barkley, la estrella de la NBA a la que Lloyd señaló como su jugador favorito.

Después de un año de paréntesis porque fue reclutado por el ejército estadounidense -que sólo dos antes había establecido un trato igualitario-, desarrolló seis temporadas en los Nationals de Siracusa -hoy los 76ers de Filadelfia- y acabó en los Pistons de Detroit para coronar diez años lanzando a canasta. Precisamente en la ciudad del automóvil selló su segunda marca histórica: fue el primer entrenador (asistente) negro en sentarse en un banquillo de la NBA (1968). Cuando entró en el Salón de la fama del baloncesto en 2003 explicó que nunca vivió incidentes racistas con la gente del baloncesto, pero sí sufrió los insultos procedentes de las gradas. «Algunos seguidores decían cosas como Vuelve a África. Alguna veces escuchabas la palabra con n [negrata]. Era lo común. Pero mis padres me enseñaron: Nunca dignifiques la ignorancia». «No creo que entrara en el Salón de la fama por la estadísticas. Si alguna vez hubo un auténtico embajador del baloncesto ese fue Earl, no sólo porque rompiera la frontera del color. Me dijo que lo importante no era lo bien que jugáramos sino cómo ser buenos ciudadanos», explicó Dave Bing, destacado jugador de los años setenta que disfrutó a las órdenes del Lloyd entrenador.

The Big Cat falleció este jueves a los 86 años en Tennessee con la merecida etiqueta de leyenda de la NBA. Barkley resumió el mensaje de despedida de todos sus herederos en la cancha: «Cuando le conocí fue realmente increíble. Le adoraba. Sólo puedo decirle gracias y recordar que era un gran hombre». Más allá de sus 4.682 puntos o del campeonato que ganó, el legado de Earl Lloyd se debe a que fue un pionero con buenos modos que siguió desde su infancia el consejo de su madre: «Hagas lo que hagas, no avergüences a tu familia».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios