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Desolación en el banquillo del Robusta Clavijo tras una decisión arbitral. :: sonia tercero
Descalabro final del Clavijo

Descalabro final del Clavijo

Los riojanos, tras mandar durante la mayor parte del partido, caen por el potente tiro exterior del Melilla

VÍCTOR SOTO

Viernes, 10 de noviembre 2017, 23:59

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logroño. Era el momento de romper una racha negativa entre dos conjuntos con objetivos diferentes. Y en la tómbola, el premio le tocó al Melilla, que vuelve a mirar hacia arriba, mientras que el Clavijo acumula cuatro derrotas consecutivas y se tiene que conformar con pensar de nuevo en la permanencia y en mejorar muchos aspectos para convertir la capacidad en resultados.

Así, un partido en el que el Clavijo Robusta empezó ganando por seis puntos el último cuarto, después de minimizar durante muchos minutos del partidos el potencial de un rival teóricamente superior, acabó en condena. Un puñado de detalles desequilibraron el choque. Calidad del juego exterior melillense, falta de convicción, depósito de gasolina vacío... Muchas circunstancias y un solo y cruel resultado: 71-73.

No fue suficiente el acierto final de Tre Coggins para decantar el choque a favor de los riojanos. Cuando el choque se puso tenso, con decisiones arbitrales discutibles, se echó de menos un punto más de convicción, un golpe en la mesa de Yates, Gutenius o Adala Moto en el último cuarto. Una aportación interior, un suspiro, una circunstancia favorable. Faltaron detalles para convertir la derrota en triunfo. Y, después de tutear a uno de los favoritos al ascenso, esas menudencias se convierten en claves frente al acierto de Kapelan o de Pablo Almazán, que mantuvieron vivos a los norteafricanos hasta el triste desenlace final.

Habituados a la irregularidad durante este inicio de temporada y sin recambios en el banquillo como Olekaibe o Carles Bravo, el Clavijo no se salió del guion en una primera mitad de altibajos. Fueron minutos de individualidades y errores. Al principio, a Balamou, con seis puntos consecutivos, le tocó dar la vuelta a la primera superioridad melillense y logró pasar del 7-11 al 13-11, con un mate final tras robo de Quintela espectacular.

Se llegó al minuto 10 con 17-14 gracias al trabajo bajo el aro de Juan Cabot. Parecía que la pintura podía ser uno de los puntos débiles de los riojanos, pero a base de casta, se limitaron los problemas de centímetros. Con la ola buena, los de Jenaro Díaz lograron una ventaja de ocho puntos (26-18, m. 14) aunque el castillo de naipes se rompió con una decisión arbitral. Lo que podía haber sido una primera brecha en el marcador se quebró con una polémica antideportiva a Cabot por frenar una contra. Almazán anotó los dos tiros libres e, inmediatamente después, un triple, secundado por otro de Kapelan para llevar el choque al punto de partida (26-26, m. 16).

Necesidad de remar

Antes del descanso había que remar mucho para evitar la debacle y Coggins, por fin, apareció para mantener a los riojanos por delante. Una pena que la defensa sobre Fran Guerra resultase circunstancial. En el toma y daca, los locales exhibieron su cara más combativa para llegar al descanso por delante, con dos canastas de Balamou y Gutenius, contrarrestada en el último segundo por un triple de Kapelan para llegar al 39-37 con el que comenzó el tercer cuarto.

La diferencia apenas se incrementó en diez minutos de poco acierto (51-48), pero que terminó, con una advertencia que no fue escuchada: un triple de Kapelan desde ocho metros. Desde fuera iban a morir los riojanos, que recibieron cinco triples en esos diez minutos finales, incontestables ni con el acierto de Coggins. Demasiada ventaja, demasiados errores, demasiadas penas para un Clavijo que necesita mejorar, sobre todo en regularidad y constancia, para hacer frente a los grandes rivales de una competición dura y cruel.

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