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Felipe Reyes intenta progresar ante la defensa de Unicaja.
El Unicaja frena al Real Madrid
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El Unicaja frena al Real Madrid

El equipo de Laso, cansado y sacudido desde el exterior, se despide del sexto título consecutivo en la Supercopa, que acogerá una final inédita

Amador Gómez

Viernes, 2 de octubre 2015, 01:45

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El Unicaja frenó ante su afición al Real Madrid, que tras una temporada perfecta e insuperable se despidió del sueño de un sexto título consecutivo en la Supercopa, la misma competición en la que el año pasado inició su ascensión hacia la gloria para convertirse en un equipo de leyenda. Después del repóker que comenzó en la pasada Supercopa de Vitoria y culminó el domingo en la Copa Intercontinental de Brasil, el también campeón de Europa, Liga y Copa, cansado y sacudido desde el exterior (13 de 27 triples del Unicaja), debió rendirse en Málaga a las primeras de cambio, cediendo el paso al anfitrión, para que el equipo malagueño dispute este sábado contra el Barça (19.00 h. La 1) una final inédita en el torneo inaugural de la temporada 2015-2016.

El conjunto de Joan Plaza le dio un auténtico repaso en el Martín Carpena a un Real Madrid agotado que, ante un rival superior en todos los aspectos, no tuvo opción frente al mayor poderío físico y mental de un rival que destrozó a los blancos con los lanzamientos lejanos. El incansable Felipe Reyes (18 puntos y nueve rebotes), Sergio Rodríguez y Jaycee Carroll, que despertó muy tarde, no fueron suficientes para que el Real Madrid compitiese con cierta dignidad contra el Unicaja, que mostró más ambición, intensidad y juego colectivo para avasallar al defensor del título y, hasta que pisó el Martín Carpena, a un grupo invencible durante un año en las batallas por todos los títulos. Nueve años después el Unicaja regresa a la final de la Supercopa, después de propiciar una contundente derrota a los madridistas, a quienes se les puede perdonar, aunque demasiado abultado, este tropiezo después de haberlo ganado todo y de tantos minutos, viajes y homenajes de los también campeones de Europa con España.

Rudy Fernández no participó de la derrota al estar lesionado en la espalda y, con Sergio Llull muy lejos de su mejor momento de forma, el equipo de Pablo Laso quedó reducido, hasta la ya irrupción muy tardía de Carroll, a la aportación de Reyes y el Chacho contra un adversario que, aunque todavía está en período de acoplamiento, demostró haber formado un gran bloque, muy potente en el aspecto físico y en el tiro de tres y con mucha variedad de recursos. El Madrid, después de haberse adjudicado las tres últimas Supercopas de forma consecutiva, sucumbió ante la mayor ambición e intensidad del Unicaja, que con un acierto espectacular en el tiro lejano dominó siempre, sobreponiéndose muy pronto a un marcador en contra.

Fue remontar el Unicaja un 2-10 gracias a tres triples seguidos para sorprender con un parcial de 13-0, y el equipo malagueño ya fue imparable para Pablo Laso y los suyos. Sin rebote ofensivo (el Unicaja firmó 16 capturas bajo su aro) y, agarrado sólo a Felipe Reyes, el Madrid comenzó a sufrir el bombardeo constante de los locales, que abrieron la cancha a base de velocidad y rompieron desde fuera a un conjunto deslavazado e individualista asombrado con la efectividad del enemigo: 7 de 14 triples al descanso, fente a 5 de 15 de los madridistas. Kuzminskas, Nedovic y Thomas se encargaron de acabar con la moral de Laso y sus jugadores, porque aunque el Madrid también respondió en ese segundo parcial desde lejos, nunca tuvo solidez defensiva y no encontró más variantes ofensivas. Al contrario que el Unicaja, que tras el descanso también disfrutó del tiro y el descaro (3 de 4 triples) del canterano madridista Dani Díez, que no deja de progresar. Aunque los blancos estuvieron dentro del partido hasta el intermedio (46-37), nunca dio el Real Madrid sensanción de poder competir de verdad contra un Unicaja más fresco de piernas y cabeza al que su gran porcentaje anotador fue dando alas, mientras los todavía campeones que este sábado cederán su trono se iban hundiendo aún má, comprobando que no aflojaba la eficacia en ataque del enemigo.

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