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Spanoulis celebra la victoria.
El 'dios' Spanoulis fulmina al CSKA
SEMIFINAL

El 'dios' Spanoulis fulmina al CSKA

El genial base griego apareció en una recta final increíble en la que anotó tres triples, cuando el Olympiacos perdía por nueve puntos

Amador Gómez

Viernes, 15 de mayo 2015, 02:47

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Apareció el dios Vassilis Spanoulis a falta de tres minutos y medio, cuando el Olympiacos perdía por nueve y parecía muerto (63-54), y él solo se encargó de fulminar al CSKA. El corazón, el carácter, la sangre fría y el talento del genial base griego acabó con el que era gran favorito al título en una recta final increíble de quien es el mejor jugador de Europa.

Spanoulis estaba esperando su momento para arruinar de nuevo el multimillonario proyecto del CSKA y llevar otra vez al irreductible Olympiacos al partido decisivo. Es experto en resolver en los momentos de la verdad. Aunque se haga daño en el codo, como ocurrió en el tercer período. Cuando el balón quema, Spanoulis toma la responsabilidad, aguanta casi hasta el límite y mata desde el exterior. Después de más de tres cuartos lamentables, en los que no consiguió ni un solo punto de campo, tres triples del griego, con otro canastón entre medias, certificaron el sonoro fracaso de un CSKA plagado de estrellas enredado con los continuos cambios de su técnico y rendido al final a la magia y la determinación de un jugador imparable y letal.

El triple que logró Spanoulis cuando sólo quedaban diez segundos para el pitido final con el duelo igualado (66-66) fue de los que merecen pasar a la historia de la Final Four, cuyo primer duelo, muy táctico, físico, y de pobre baloncesto, lo encumbró un solo hombre. Quizás otra vez relanzado aún más si cabe psicológicamente por el embarazo de su mujer, presente en la grada del Palacio, porque las tres anteriores veces que Spanoulis esperaba un hijo, ganó la Euroliga. El dinero de un club moscovita con 42 millones de euros de presupuesto no pudo frenar la clase, la cabeza y la muñeca de un jugador de otro mundo. Arropado por otros guerreros que destilan casta y que nunca se dan por vencidos. El CSKA, con mucha altura pero superado en el rebote (40 frente a 33) y con nulo carácter, no supo rematar cuando tomó una ventaja considerable en el tercer (47-37) y en el último cuarto (61-52) y permitió la resurreción helena. Al final hubo sorpresón, pero ganó quien más lo quiso y mereció.

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