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Feliz. «La vida es difícil, pero es bella».
«Mi madre me hizo saltar de la silla para recoger un chicle»

«Mi madre me hizo saltar de la silla para recoger un chicle»

«Los avances científicos, como el del parapléjico polaco, están bien para quien los quiera, yo soy feliz así y no me planteo poder andar algún día»

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 1 de noviembre 2014, 23:35

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Nació con un neuroblastoma congénito que le costó literalmente un riñón y le impidió saber lo que es andar pero, como dice su amigo Guillermo Fesser, Daniel Stix (Madrid, 1997) es «más activo que la bacteria del yogur». Hijo de estadounidense y española, ha sido el jugador más joven de la historia en una Champions Cup de baloncesto en silla de ruedas y el intrépido protagonista de un anuncio de cacao. Ahora, en Segundo de Bachiller, publica 'Con ruedas y a lo loco'.

Te consideras un privilegiado, pero si pudieras caminar, como ese parapléjico al que le han trasplantado células olfativas...

Esos avances pueden ayudar a mucha gente siempre y cuando la persona lo quiera. En mi caso, estoy muy contento con las circunstancias que tengo. Yo no me planteo poder andar en un futuro. Si estoy bien así, ¿por qué cambiar?

¿No sueñas con ello?

No. Nací así y me limito a disfrutar de lo que me ha tocado.

Los demás nos quejamos demasiado, ¿no?

Todos, incluido yo. Pero para mí la filosofía correcta en la vida es dejar de ponerte excusas e intentarlo. Yo he tirado la toalla muchas veces. Pero, como digo en mi libro, si te caes siete veces, levántate ocho.

Esquías, haces kite surf... ¿No conoces el miedo?

Es que me encanta sentir esa adrenalina. Tirarme por una pista de esquí me gusta tanto que no siento miedo. Y haciendo kite surf he llegado a sentir que vuelo. Es de los sentimientos más chulos que hay.

Con el Fundosa ONCE has ganado tres ligas, eres subcampeón de Europa, estás en la Selección Sub-22... ¿Qué te queda?

Ir a las Olimpiadas de Río. Y cuando deje el baloncesto me gustaría probar paracaidismo, aunque con cuidado, porque como dice mi madre: 'Por favor, no te me mates'.

¿Eres tan buen hijo como pareces?

Soy un chaval de 17 años. Me gusta salir con mis amigos y he hecho mis gamberradas. Pero no soy de botellón. Prefiero descansar para estar bien para el partido del sábado. La adrenalina y la emoción me las da el deporte.

¿Tu actitud positiva te viene de serie o es adquirida?

La educación que me han dado mis padres me ha forjado. Si me caía, tenía que levantarme. No quedaba otra.

Creo que un día tu madre te hizo recoger un chicle.

Yo tendría unos cinco años y tiré un chicle al suelo, en la calle. Mi madre me dijo lo mismo que les habría dicho a mis hermanos: ¡Recógelo! Solo que en mi caso eso implicaba tirarme de la silla, arrastrarme por el suelo, coger el chicle, volver a subir a la silla e ir hasta una papelera.

¿Hiciste todo eso?

Claro. Esa anécdota habla de la educación que me han dado. El mensaje ha sido siempre: 'eres uno más, espabila, esfuérzate'. Algunos por la calle al verme arrastrándome querían recoger ellos el chicle. Pero mi madre tuvo que decirles que no. Que lo tenía que hacer yo. Yo en mi casa nunca, pero nunca, he sentido que me trataran diferente.

¿Y fuera de casa?

De niño sí que lo notaba. La gente me miraba con cara de pena, pero esa actitud ha ido cambiando en los últimos años. Es una barrera psicológica que se está eliminando. Ahora me miran con naturalidad e incluso con indiferencia. Y a mí me encanta que no se fijen en mí. Cuando actúas como uno más, la gente te percibe como uno más.

El sentido del humor en tu casa, ¿hasta dónde llega? ¿Hacen bromas con tu silla de ruedas?

Claro, yo soy el primero que me río de ello. El humor es clave. En casa me llaman con sorna 'el niño de Cola Cao'.

Te han invitado al V Congreso de Mentes Brillantes. ¿Sobre qué disertarás?

Lo primero que pensé es qué pinto yo allí entre gente tan importante. Lo único que puedo hacer es contar mis experiencias y las pautas que me han ayudado en mi vida a superar diferentes barreras y a ser feliz.

Porque tú eres feliz...

Yo, en general, soy feliz. Siempre digo que la vida es difícil, pero es bella.

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