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Faried entra a canasta ante Bjelica en la final del Mundial entre Serbia y EE UU.
Un Mundial
al estilo Globetrotters

Un Mundial al estilo Globetrotters

Serbia comenzó con un 7-15 a su favor, pero fue un espejismo ante un rival que superó ya los 100 puntos cuando aún restaban 11 minutos

LUISMI CÁMARA

Domingo, 21 de septiembre 2014, 23:45

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Juan Antonio Orenga, seleccionador, aseguraba, incluso tras la derrota en cuartos, que 'La Roja' era el mejor equipo de la Copa del Mundo. No lo demostró en el momento en el que debía hacerlo y el torneo se quedó sin anfitrión. En este torneo, ha habido dos grandes equipos: Francia y Serbia. Vincent Collet suplió las en principio vitales ausencias de Tony Parker, Nando de Colo y Ajinça generando un espíritu colectivo inquebrantable y realizando un trabajo táctico irreprochable en los choques decisivos.

Los balcánicos, por su parte, han ido creciendo en torno al carismático Sasha Djordjevic, que ha ejercido de padre, maestro, defensor y guía de sus pupilos, hasta llevarlos a la final. Tanto los franceses como los balcánicos contaron con el extra de la aportación de los dos mejores jugadores del Mundial. Milos Teodosic y Nicolas Batum han sido fundamentales en los éxitos de sus equipos nacionales, con actuaciones estelares en todas las eliminatorias. Pero, a veces, no siempre ganan los grandes equipos. Cuando hay un rival muy superior en talento y físico y, encima, cuenta con un técnico con las cosas claras, no basta con hacer todo lo posible para vencer. Por eso, Estados Unidos es el campeón de la Copa del Mundo 2014.

Los NBA alcanzaron su quinta corona planetaria pasando por encima a todos los rivales. El último fue Serbia, al que batió por 129-92. La final duró poco, pero fabular sobre qué hubiera pasado con España, no haría más que desmerecer el excelente trabajo del ganador de la plata. Lo demás es discutir sobre una posibilidad que el anfitrión no mereció tras el paupérrimo partido decisivo que disputó ante los galos.

Estados Unidos ganó, pero los de Djordjevic se lo pusieron muy difícil mientras pudieron. Lo malo es que no fue más allá de los cuatro primeros minutos, lo que le costó despertar al fiero adversario. Los europeos salieron enchufados, con grandes jugadas que finalizaban en mates y se colocaron con un sorprendente 7-15. Hasta ahí duró la emoción, porque Krzyzewski mandó poner ritmo NBA y olvidarse de intentar adaptarse al estilo FIBA. El Ferrari americano se puso a una velocidad constante superior a los 200 kilómetros por hora, el escenario en el que está cómodo. Los serbios, que son un coche de gama alta, elegante, pero sin punto extra, griparon y se descompensaron de manera ya definitiva. Liderados por Irving y Harden, y con cinco triples anotados sin fallo, castigaron con un parcial de 28-6 en el primer cuarto.

Y ya no hubo más partido. No se puede decir que el público se aburrió, porque los americanos dieron un recital de tiros y acciones excitantes y los serbios intentaron también poner algo de su parte, pero la tensión ya había desaparecido. Y 30 minutos son demasiados para un público que esperaba ver una batalla desigual pero con un punto de épica y se encontró con una exhibición al puro estilo de los Harlem Globetrotters. Los campeones eran los dueños del espectáculo -superaron la barrera de los 100 puntos cuando quedaban todavía más de 11 minutos- y los balcánicos el equipo perdedor al que se anima desde la grada por empatía hacia el más débil (como en el amago de tangana al comienzo de la segunda mitad o en las decisiones arbitrales discutibles a favor de los americanos).

Estados Unidos ha sido merecedor del oro, sin mácula posible, con una trayectoria fantástica. Los chicos de Krzyzewski han ido avanzando exhibición tras exhibición, borrando las dudas que podía plantear un 'roster' muy joven y en el que faltaban las grandes estrellas de torneos anteriores (LeBron, Durant, Love, Carmelo.).

Quizás no han mostrado el juego académico y táctico al que está acostumbrado el público europeo. Enseñó sus carencias en el cinco contra cinco, pero es de entender en un grupo acostumbrado a que sus ataques estáticos no se prolonguen más de diez segundos. Además, resolvieron los apuros con tiradores como Thompson o Curry, la magia de Harden o Irving, la calidad de Davis o la fuerza animal de Faried y Cousin. Pero no se les puede discutir su intensidad y agresividad defensiva, sus vertiginosos contraataques y un sentido del espectáculo especial que les lleva a intentar agradar a la menor ocasión con algún mate o jugada increíble a los espectadores. Sus méritos son indiscutibles.

Con 'Coach K' como hilo conductor de la sucesión de los últimos éxitos, que incluye dos oros olímpicos, han conseguido por primera vez en su historia renovar el título mundial. La marcha del mítico técnico no ha podido tener mejor final. Confirma la supremacía y abre la puerta a nuevos de cara al próximo 'Dream Team' de los Juegos de Río.

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