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Y por fin llega el Mundial

Y por fin llega el Mundial

«Somos un gran equipo, maduro, con los jugadores al máximo nivel y la ambición de poder jugar la final, contra el que sea», afirma Orenga

LUISMI CÁMARA

Sábado, 30 de agosto 2014, 00:38

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«Por fin, después de un mes y pico, llega lo que todos estábamos deseando que llegara. Por fin empezamos». Fueron las primeras palabras de Juan Antonio Orenga en la rueda de prensa previa al partido ante Irán (22.00 horas, Cuatro), el primero de una Copa del Mundo que ilusiona a todos y en la que 'La Roja' buscará el oro como equipo anfitrión. El seleccionador está feliz por poder disfrutar de la condición de equipo local y cree que sólo les puede reportar beneficios. «Como jugador disputé dos campeonatos en España y notas en la pista que tienes el público a favor. Desde que estoy en el cuerpo técnico de la selección absoluta siempre nos ha tocado jugar fuera, en donde, normalmente , en la primera fase los campos están vacíos y cuesta encontrar la motivación para salir a una intensidad máxima. Aquí vamos a tener las gradas llenas y a nuestro favor. Esto nos va a ayudar siempre, nunca va a ser negativo, y espero que cuando pasemos por algún problema la afición forme parte de la solución», explicaba el técnico.

Lo negativo de esta condición de protagonista fundamental del torneo está en que los partidos de la primera fase deberá disputarlos en horarios de máxima audiencia, es decir, a las diez de la noche. Orenga tenía claro que el remedio pasaba por «mover el reloj», y las rutinas se han cambiado para ello. Se ha retrasado la hora de levantarse y de las comidas, para intentar que todo cuadrara y cumplir con el tiempo necesario de reposo. «Sabemos que es difícil que los jugadores puedan acostarse antes de las tres de la mañana porque tienen que cenar, hacerse lo tratamientos que necesiten y rebajar la excitación del partido para poder conciliar el sueño», contaba con normalidad el entrenador de Castellón de la Plana.

Encantado con la presión de que los aficionados le exijan el oro, se mostró consecuente y reconoció que son «uno de los favoritos», pero recordó la necesidad de aislarse de la sensación de euforia exterior. Para ello, apuesta por «tener los pies en el suelo» y aprovechar las experiencias previas. «Esta situación ya la hemos vivido. En el pasado Mundial estábamos en un torneo en el que ya se estaba jugando una final ante Estados Unidos antes de empezar y luego no llegó porque nos quedamos en cuartos», avisaba, pero también admitía que eran «conscientes de que éste es un gran equipo, maduro, con los jugadores al máximo nivel y con la ambición de poder jugar la final, contra el que sea».

Los dos adversarios iniciales, Irán y Egipto, son los rivales más débiles del grupo y no parece que puedan oponer demasiada resistencia ante la calidad y la profundidad de banquillo de España. Sin embargo, el seleccionador demostró que tenía bien hechos los deberes y que había estudiado en profundidad a los persas. Primero pidió «respeto» para el conjunto entrenado por Memi Becirovic -que intenta imprimir un espíritu europeo en sus hombres-, adelantó que «el primer partido siempre es complicado» y abogó por practicar el «mejor baloncesto posible». «Irán es el campeón de Asia, con gente grande, jugadores que pueden jugar en distintas posiciones y buenos directores de juego», destacó, para luego resaltar a su máxima estrella Hamed Haddadi. El poste de 2,18 metros, cuenta con una pasado NBA -cinco temporadas pero escasa trascendencia- y coincidió con Marc Gasol en los Grizzlies. Ahora es amo y señor de su selección, apoyado por Nikkhah Bahrami o Kazemi.

Orenga llegó a plantearse qué haría él si fuera el entrenador del rival de España: «Supongo que haría una defensa zonal durante buena parte del partido, con posesiones largas en ataque para evitar contragolpes y controlar el juego».

De cara al campeonato, el jefe del banquillo español se guarda algunas variantes tácticas que irá poniendo en juego «cuando sea necesario». «Es un camino largo y tenemos que ir midiendo las fuerzas», avanzó, y aprovechó para mandar una advertencia a sus rivales. «Aún no estamos al 100% de preparación. Esperamos crecer todavía más».

Ilusión y presión

Rudy Fernández, también se mostraba feliz por comenzar y apostó por transformar «la presión en ilusión». Apostó por la defensa como base sólida en la que apoyar el objetivo de quedar campeones del mundo, aunque destacó el «enorme talento» del grupo al que pertenece. El escolta habló de la especial dificultad que suponía «ser el equipo a batir, al que todos quieren ganar», pero no esquivó la condición de favorita de España.

Su indudable compromiso con la selección -no se ha perdido un campeonato desde que se incorporó a la selección en 2004- le convierten en una voz respetada. Desde su condición de indiscutible, destacó la incorporación del joven Álex Abrines y valoró su presencia en el Mundial «para comenzar a asumir responsabilidades y convertirse en un referente en el futuro».

El propio Abrines no ocultó los «nervios» que sentía ante su posible debut con la camiseta de España, después de una preparación en el que una inoportuna lesión le impidió jugar alguno de los ocho amistosos. El jugador culé reconoció que había temido por no poder llegar a disputar el torneo. «Cuando conocí que llegaría justo estuve un poco asustado, pero me reuní con Orenga y José Luis Sáez y me dieron toda la tranquilidad del mundo». Con cierto rubor, también explicó que el mote que le han colgado del 'chico de oro' se lo tiene que ganar. «Aún me queda mucho para igualar a estos jugadores, que son los 'chicos de oro' de verdad», contó con humildad, mientras se tomaba como algo natural su papel de novato y su rol secundario en un equipo con tantos buenos jugadores.

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