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ÚNICOS  TESTIGOS

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JOSU EGUREN

Miércoles, 25 de octubre 2017, 23:48

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Una parodia anárquica y tardía del cine de acción de los años 90 en la que se encaja a la fuerza un generoso batiburrillo de guiños cinéfilos aleatorios que, más allá de subrayar los gustos de su director, no insinúan la posibilidad de un discurso a la altura del que Shane Black, David Arnott y John McTiernan escribieron en las imágenes de 'El último gran héroe' (1993).

Las riendas las lleva el argentino Federico Cueva, un supervisor de especialistas, devenido en realizador, que ha querido seguir los pasos de David Leicht y Chad Stahelski aunque su ópera prima ni por resultado ni mucho menos por intenciones puede compararse a 'John Wick'. Lo que hay es mucho más obvio y tan grosero que los títulos parodiados se desnudan de cualquier tipo de significación, lo cual es especialmente grave en el caso del inserto con el que Cueva invoca la memoria metatextual de 'Ghost Dog, el camino del samurái' (1999).

Es casi seguro que nada de esto le importa a ninguno de los implicados, con mención especial para un Gérard Depardieu al que le obligan a calzarse los zapatos de Robert De Niro en una escena que juega con el recuerdo de su personaje en 'Los intocables de Eliot Ness' (Brian De Palma, 1999). Algún gag acertado, que es más producto de la casualidad que del oficio invertido en la escritura de un guion que bordea lo accesorio, premiará al espectador que se haya dejado tentar por un extraño elenco en el que cuesta encajar a actores como Hugo Silva y Carlos Areces, si no se hace atendiendo a razones económicas.

Dado el currículum de su director, de 'Solo se vive una vez' se podía esperar otro punto de ambición en la puesta en escena de una película que ni por montaje ni por planificación borra el fantasma de que lo que se burla es aquello a lo que desesperadamente aspira.

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