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NUEVA YORK Y LAS CAMPOS

MIKEL LABASTIDA

Miércoles, 3 de enero 2018, 23:41

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Cualquier parecido entre Audrey Hepburn y María Teresa Campos es pura ocurrencia (de Telecinco). A alguien en la cadena de Mediaset le debió de parecer gracioso que la veterana periodista se transformara en el popular personaje de 'Desayuno con diamantes' a las puertas de Tiffany's. Y ella accedió a transformarse en Holly. Porque ella en los últimos años accede a todo. Si le piden que salga a cantar con su novio, sale. Si le piden que discuta con los colaboradores de 'Sálvame', lo hace. Si le piden que comente 'Gran Hermano', lo comenta. El caso es figurar. Ella y sus hijas, porque las Campos todo lo hacen juntas. Las Campos son las nuevas Hurtado.

El canal emitió esta semana otro episodio del 'reality' intermitente en el que se dedican a contar sus vidas. O algo así. Esta vez se trasladaron a la Gran Manzana. Si la madre hacía las veces de Audrey, sus herederas, Terelu y Carmen, tanto monta monta tanto, tomaban el papel de Marilyn y Carrie Bradshaw. La una se puso sobre la rejilla del metro y la otra, a dar saltos cruzando un paso de peatones. La primera intentó que se le viesen las bragas, pero no lo consiguió. Cuando creíamos que nos habíamos librado de algo así nos tocó verla fingiendo un orgasmo, como hacía Meg Ryan en 'Cuando Harry encontró a Sally'.

Puestos a elegir referentes cinematográficos, yo hubiese preferido que una de ellas emulase a King Kong y se subiese a la antena del Empire State. O que las tres se sentasen en una mesa de Little Italy y planeasen a quién enviar una cabeza de caballo. O que las vistiesen como los Cazafantasmas y las mandasen a exterminar bichos por la Biblioteca de la Quinta Avenida o por donde se terciara. O que, directamente, se quedaran encerradas en el edificio Dakota y nos dejasen contemplar 'La semilla del diablo' en directo. Lo que fuese que animara esa concatenación de tópicos soporíferos con la que castigaron a los espectadores. Ya puestos a prestarse a semejante 'show', qué menos que hacer algo divertido y atrevido, porque para ver a señoras probándose zapatos y zampando jamón ni me molesto en encender la tele.

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