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TV

EL REGRESO DE 'PRISION BREAK'

MIKEL LABASTIDA

Lunes, 24 de abril 2017, 00:44

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Es curioso que la resurrección de 'Prison Break' haya llegado precisamente en Semana Santa y no sé bien si buscarle un significado. Estaba más que muerta esta ficción que Fox emitió entre 2005 y 2009. Dicen que una de las causas de la recuperación ha sido que ha ganado nuevos adeptos que en su día no la vieron (porque eran unos críos o porque no les dio la gana) y que ahora se la han devorado porque Netflix la lleva en su catálogo. Yo creo que la falta de ideas y la necesidad de producir ficciones al por mayor también habrá pesado en la decisión de la cadena. Para ello han tenido que traer del más allá al protagonista, puesto que murió en el episodio final. Nada que no hubiesen hecho antes. Porque en 'Prison Break' hicieron de todo con el fin de alargar una producción que tuvo una primera temporada brillante (y trepidante) pero que no daba más de sí, y mucho menos para cuatro tandas de capítulos. Al final se volvió repetitiva y absolutamente inverosímil. Con estos antecedentes ¿era preciso traerla de vuelta? Claro que no. Y una vez visto el estreno de las nuevas entregas se confirman las peores sospechas. Ha habido tiempo suficiente como para pensar en maneras de remontar una trama que se agotó o en el modo de volver a poner en circulación a unos personajes que empatizaron con el público. Pero o no se ha hecho o no se podía hacer mejor. El principal problema del primer capítulo es que nada resultó sorprendente, todos los giros y la acción propuesta sonaban a ya vistos. Más allá de conocer qué había sucedido con Michael Scofield y del morbo de reencontrarse con los protagonistas del título original (no han tenido mucha suerte laboral así que han retornado casi todos) no había más interés. ¿Qué promete la nueva 'Prison Break'? Algo de intriga y tensión y, si uno no es demasiado exigente, seguramente también entretenimiento. La cuestión es que no tiene nada que aportar. Y en estos tiempos en que la oferta es tan grande, en que resulta casi imposible abarcar todo lo que se nos propone desde distintas plataformas, se impone la selección. Y en ese tesitura la historia de Paul Scheuring no aguanta ni una criba.

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