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OSKAR BELATEGUI
Miércoles, 15 de febrero 2017, 23:26
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La primera película porno que emitió el difunto Canal Plus en el verano de 1990 inauguró una era. 31.000 espectadores no abonados a la cadena la vieron codificada, con aquella niebla de rayas y voces distorsionadas que llevaba a quienes no querían pasar por caja a idearse métodos para atisbar algo de carne. Había quien colocaba la palma de la mano frente a la pantalla y la movía con los dedos entreabiertos. Otros desarrollaban la imaginación. El cine para adultos antes de internet estaba confinado a sórdidas salas con olor a desinfectante y a videoclubes de barrio que hacían el agosto con los VHS guarros. «Canal Plus ayudó al porno más de lo que el porno ayudó al Plus», sostenía el realizador Carlos Aured, encargado de seleccionar durante diez años las cintas de los viernes noche en el canal de Prisa.
Hoy el cine X está a un clic de nuestros ordenadores y dispositivos móviles. Allí ha encontrado privacidad y calidad de imagen HD: es un género perfecto para verse con gafas de realidad virtual. El tráfico que mueve en internet pone los pelos de punta. Así, Pornhub, la web más importante del sector, desvela que el año pasado nuestro país figuró en el puesto número trece a nivel de usuarios de una página que en total suma 23.000 millones de visitas anuales. La pequeña pantalla no puede competir contra eso, de ahí que ya ni siquiera haya películas subidas de tono en algún canal local de la TDT, de esos que muestran de madrugada a una chica contoneándose y animando a llamar a una línea 803.
La Ley General Audiovisual, que entró en vigor en 2010, prohibió las escenas de violencia gratuita o pornográficas en series, películas y programas de televisión emitidos en abierto. La tecnología también ha ayudado a desterrar el cine X de nuestros televisores. Una reciente encuesta en Estados Unidos desvela que los clientes de los hoteles prefieren relajarse con una serie de Netlix antes que ver porno bajo demanda. Al hotel le sale más a cuenta: el tiempo medio frente a la pantalla es ahora de 90 minutos, mientras que antes, lógicamente, la sesión era mucho más corta.
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