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TV

RESINES

YOLANDA VEIGA

Jueves, 2 de abril 2015, 00:01

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Por un momento temimos que hubieran vuelto a meter en el cajón 'Aquí Paz y después Gloria'. La serie de Resines empezó cuando faltaban cinco minutos para las once de la noche, mientras Telecinco nos metía otra sobredosis de 'Gran Hermano VIP', horas y horas de tele de la nada, admirable... El esperado regreso de Resines (han tardado dos años en estrenarla) fue en realidad el regreso de él y de Antonio Molero, 'Fiti', pareja de hecho televisiva desde 'Los Serrano'. Sigue habiendo 'feeling' y sobre ellos recae todo el peso cómico de una serie en la que gracia, gracia... de carcajada, hacen gracia ellos. Especialmente Resines, al que le han dibujado un personaje a medida, un golfo que se hace pasar por cura, un punto de partida facilón pero que da mucho de sí. «¡Qué la fuerza te acompañe!», cierra las confesiones Paco, que ha suplantado a su hermano gemelo Ángel, el párroco. Llama Majestad al obispo, se deja a las señoras «a medio confesar»... Paco exprime al máximo la vis cómica de Resines, que es el objetivo final de una serie que parece coral en los títulos de crédito, pero que en realidad es un proyecto personalísimo. Algunos afean a Resines que siempre hace el mismo papel pero es eso precisamente lo que nos gusta de él.

Viendo a Resines y a Molero mano a mano algunos espectadores creyeron haber viajado en el tiempo, hasta los años de 'Los Serrano'. Y un poco de razón tenían. La estética y los trazos argumentales de 'Aquí Paz y después Gloria' tienen mucho de las ficciones de antes, de esas comedias convencionales con personajes muy bien definidos, sin aristas. Así eran las series de humor de hace quince años, pero ahora son de otra manera. Más tendiendo a la 'sit com' americana, a 'Aída' o a 'Aquí no hay quien viva', con personajes miserables, perdedores... el humor negro o absurdo, no tanto la comedia familiar. La nueva serie de Telecinco tira de arquetipo y presenta a un estafador malo, a un cura bueno, a una choni, a una maruja, a un desgraciado... es una serie que podrían ver los niños si no se emitiera a esas horas. Los espectadores han arropado la vuelta de Resines con una audiencia de 3,6 millones. Se trataba de hacernos reír, ¿no? Pues eso.

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