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El escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo. :: efe
«El problema para el novelista siempre es la verosimilitud»

«El problema para el novelista siempre es la verosimilitud»

Gustavo Martín Garzo presenta hoy en la librería Cerezo de Logroño su nueva novela, 'La ofrenda'

DIEGO MARÍN A.

LOGROÑO.

Jueves, 26 de abril 2018, 23:46

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En un lugar remoto, una isla de Madagascar, y en los años 60, transcurre la nueva novela del escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, 'La ofrenda' (Galaxia Gutenberg, 2018). El autor de 'El lenguaje de las fuentes' (Premio Nacional de Narrativa 1994), que ya estuvo el pasado lunes en el IES Esteban Manuel Villegas de Nájera hablando de su experiencia como escritor, presenta 'La ofrenda' hoy, a las 20 horas en la librería Cerezo de Logroño.

Lo primero que llama la atención de la obra es que está narrada en segunda persona, algo poco habitual. «La empecé a escribir en primera persona pero, sin saber por qué, la tercera parte la empecé en segunda. Hubo un momento de vacilación pero decidí seguir porque, de una forma extraña, funcionaba», reconoce Gustavo Martín Garzo, añadiendo que «fue algo intuitivo, la segunda persona es como un diálogo que uno mantiene con la imagen que le devuelve el espejo, con otro yo, así que es como si la protagonista no se reconociera en la que fue, como una identidad perdida».

Otro aspecto llamativo, aunque resulte paradójico destacarlo, es la propia narración. Actualmente los 'best seller' se vertebran en base a diálogos infinitos, no sobre la narración. En cambio, 'La ofrenda' es un alarde de prosa, no hay diálogos, al menos directos, es una novela para sumergirse en su historia gracias a sus descripciones. «Es una historia que se sitúa en el terreno de la intimidad, de manera que los diálogos de la protagonista son más consigo misma», explica Martín Garzo. También tiene que ver con el grado intermedio de la segunda persona y con el carácter herido de la protagonista, con un pasado doloroso. «En el fondo, toda la literatura habla de los sentimientos y de los secretos», apunta el escritor.

La enfermera Patricia Ayala acude al reclamo de un anuncio de trabajo para atender a una anciana que vive en la otra punta del mundo. Ella aprovecha la ruptura con su novio para escapar y dar un giro a su vida. Allí se encontrará con algo insólito. De esta manera la novela pasa del realismo costumbrista a la fantasía. «Aparece un ser que, de una manera racional, no puede existir. El problema para el novelista siempre es la verosimilitud cuando cuenta cosas que desafían la veracidad», expone Martín Garzo, no sin recordar que «los monstruos siempre viven en lugares así, selváticos, apartados, oscuros». Sólo así el autor cree que es posible «no desafiar la confianza del lector».

No obstante, asegura que no ha intentado humanizar al monstruo porque «apenas he hecho explícita a la criatura, eso pertenece a lo inefable, a lo no humano y carece de lenguaje para ser nombrado».

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