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'Salvator Mundi' (c. 1500). :: R.C.
Un precio divino para  un Leonardo celestial

Un precio divino para un Leonardo celestial

Subastada por más de 382 millones de euros, 'Salvator Mundi' se convirtió ayer en Nueva York en la obra más cara de la historia

MIGUEL LORENCI

MADRID.

Viernes, 17 de noviembre 2017, 00:31

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Con el definitivo golpe de martillo 'Salvator Mundi' se convertía en la madrugada del jueves en el cuadro más caro de la historia. Christie's lo adjudicó por 450,3 millones de dólares (382,3 millones de euros), un precio divino para una pintura no menos celestial que costó apenas 50 euros hace seis décadas. Era la única obra de Leonardo da Vinci (1452-1519) que se hallaba en manos privadas y sobre su autoría hubo muchas dudas antes de confirmarse y permitir que se presentase por algunos como 'el Santo Grial de la pintura'. Nada se sabe, de momento, del anónimo comprador ¿europeo? que desembolsó la millonada récord por el pequeño cuadro, pintado por el artista florentino hace cinco siglos y que dejó más de 42 millones de euros de comisión a la casa subastadora. En los apenas 19 minutos que duró la vertiginosa subasta del lote 9B se pulverizó el récord anterior en una venta similar. Los 152,3 millones de euros (179,4 en dólares) pagados en 2015 por 'Las mujeres de Argel (versión 0)' de Pablo Ruiz Picasso. Junto al genio florentino y el malagueño, el tercero en esta trinidad artística y multimillonaria es Amedeo Modigliani, cuyo 'Desnudo acostado' se vendió por 144 millones de euros (170,4 en dólares) también en 2015.

Leonardo superó con creces las expectativas de Christie's, que esperaba vender 'Salvator Mundi' por unos 100 millones de dólares. Pintado hace cinco siglos sobre una tabla de nogal, el pequeño cuadro de 65 por 45 centímetros muestra a un Jesucristo retratado como «un ser humano», según los expertos. Ante un fondo en penumbra, tiene su mano derecha alzada en señal de bendición y sujeta en la izquierda una esfera de cristal. Había sido adquirido en 1958 por apenas 45 libras esterlinas, poco más de 50 euros al cambio de hoy. Pintado hacia 1500 -en la misma época que 'La Gioconda' y con una composición semejante- está restaurado y es una de los apenas 20 Leonardos llegados a nuestros días. Antes se ser subastado en Nueva York se mostró en los últimos meses en Hong Kong, San Francisco y Londres. Atribuido a Da Vinci por un grupo de expertos en 2005, 'Salvator Mundi' fue luego comprado por el millonario ruso Dmitri Rybolovlev, dueño del club de fútbol AS Mónaco, por 108,3 millones de euros (127,5 en dólares). Se lo vendió el marchante suizo Yves Bouvier, quien a su vez había pagado poco antes unos 68 millones de euros (80 en dólares) por la obra. Rybolovlev y Bouvier están enzarzados desde entonces en una cruenta batalla judicial que podría marcar el futuro de la pieza. El empresario ruso acusa al marchante helvético de haberse quedado con márgenes abusivos al hinchar en más de 1.000 millones los precios de las obras que le vendía. Las pujas comenzaron en los 70 millones de dólares, pero en una vertiginosa escalada con 53 ofertas, la cuestión se convirtió en un duelo entre dos compradores anónimos que pujaban por teléfono. Cuando las ofertas superaron los 170 millones de euros (200 en dólares) el público que llenaba la sala contuvo el aliento. Pronto comenzaron los murmullos ante el combate multimillonario que vivían, con subidas de diez en diez millones. Cuando el martillo cerró la puja un fuerte aplauso estalló en la sala neoyorquina. La pantalla tras el subastador reflejaba una cifra escalofriante 450,3 millones de dólares, un valor que incluye comisiones, gastos extras y tasas. Un precio tan excepcional como la propia historia de la obra, que perteneció a la familia del Carlos I de Inglaterra e iluminó las estancias de su esposa, Henriqueta María de Francia, en el palacio de Greenwich. Subastado en 1763, se consideró luego perdida durante casi un siglo, hasta que reapareció a fines del siglo XIX. Sir Charles Robinson la compró en 1900 como obra de un discípulo de Leonardo. La interminable polémica sobre la autoría del cuadro se mantuvo durante todo el siglo XX hasta su primera atribución a Da Vinci en 2005, confirmada en 2011 después de un sinfín de análisis.

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