Borrar

VA PASANDO

CARLOS SANTAMARÍA ANECDOTARIO

Jueves, 17 de agosto 2017, 23:56

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El verano va pasando, avanza a ratos con la pereza narcótica que tienen los millonarios en el yate y otras veces con la prisa desbaratada de los niños en fiestas del pueblo. Pasa el verano, se nos cruza con gafas de sol en coche descapotable y nos sonríe burlón, enigmático, sin el menor rastro de lluvia: «Todavía no» - dice en un susurro mafioso. Desierto azul. No hay una nube en este cielo que es un mar para los que no tenemos playa, y ahí arriba, tan lejos y casi al alcance de la mano, el sol disfruta majestuoso de su ardiente dictadura derritiendo sus lingotes por las calles y los campos.

El verano es a la vez oasis y espejismo, un tiempo lleno de ausencias que se disfrutan: no hay clases, no hay frío, no hay atascos, no hay partidos de Liga. En el fondo, el eco de esos vacíos da vértigo, así que rellenamos los huecos con toda clase de planes minuciosos igual que el asesino organiza su crimen perfecto; el verano siempre comienza mucho antes de empezar.

Pasa el verano y nos va dejando su rastro inconfundible de instantes casuales y pasajeros, momentos tan inservibles que se acaban recordando toda la vida. Se lo preguntaba Frida Kahlo «¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?». Cada cual tiene su álbum, yo voy completando el mío: las noches de tormenta en el camping, cuando nos expulsaron de aquella pensión en Laredo, el sol bailando con las gaviotas en una playa de Francia, el viento y su canción con los sauces, la luna roja sobre las torres de La Redonda, conducir hacia ninguna parte.

El verano va pasando, ahora desde la terraza de un bar en la plaza del Parlamento. Estos discuten o ríen, que en el fondo es casi lo mismo. Otra caña. El viento torpe de agosto mueve las tres banderas de la plaza que se tapan unas con otras, luego se paran, caen muertas y vuelve de pronto el enredo de telas y de colores. Esta brisa zángana de última hora de la tarde trae disimuladamente alguna pincelada de aire más fresco, y de repente el viento reparte por el suelo y a traición unas cuantas hojas muertas, anticipo de un otoño que amenaza con aparecer.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios