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La actriz Carmen Machi en el papel de Olvido, madre de un chico desaparecido durante once años. :: L.R.
«Olvido es uno de los personajes más difíciles de mi vida»

«Olvido es uno de los personajes más difíciles de mi vida»

La actriz madrileña regresa hoy al Teatro Bretón (20.30) en el papel de una madre dura, seca y angustiada en 'Cronología de las bestias' Carmen Machi Actriz

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Viernes, 11 de mayo 2018, 09:57

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'Cronología de las bestias' arranca con el inesperado regreso a su casa de un joven (el actor Patrick Criado) desaparecido once años atrás. El enigma de su ausencia se irá desvelando a medida que el personaje retoma la relación con su madre (Carmen Machi), su tía (Pilar Castro) y su primo (Santi Marín), al tiempo que toda la familia recibe la ayuda espiritual de un sacerdote (Jorge Kent) para encarar la situación. Lautaro Perotti firma la historia y la dirección.

-La mentira vertebra esta obra, y lo hace para eludir una verdad dolorosa. ¿Es una mentira justificada?

-La obra es una especie de thriller y podría contarte muchas cosas de la función, pero lo que me preguntas es un spoiler absoluto.

LA FRASE «Los personajes se quedan en el teatro; no te los llevas a ningún sitio, si no no podrías vivir»

-Entonces cambiaré la pregunta. ¿Puede justificarse la mentira en según qué circunstancias?

-En alguna claro que se podrá. En este caso, la estructura casi cinematográfica que utiliza Lautaro lleva al espectador a un lugar en el que cree que está viendo una cosa que realmente no está viendo, y ahí la mentira está implícita. Pienso que hay mentiras que las creas y las necesitas para sobrevivir y seguir caminando. Necesitas mentirte a ti y a los que están alrededor por una cuestión de supervivencia, pero la mentira es muy peligrosa y muy arriesgada en el sentido de que, a veces, para sostener una mentira tienes que llenarla de pequeñas mentiras y en alguna te pillan fijo.

-¿Cómo se mete uno en el papel de una madre cuyo hijo ha desaparecido durante diez años? Se me antoja una de las situaciones más insoportables para una persona.

-Su construcción es igual que la de cualquier personaje. Mi manera de trabajar es la de dar sentido a lo que se dice más que a lo que se siente. Además, este tipo de angustia no hay una manera concreta de interpretarla porque ante situaciones tan duras e insoportables cada uno reacciona de una manera, por circunstancias y porque el dolor también anestesia. En esta función el comportamiento de los personajes te deja bastante asombrado, porque das por hecho que una mujer que ve a su hijo tras once años desaparecido se va a echar a sus brazos, y nada más lejos de la realidad. Es uno de los personajes más difíciles que he hecho en mi vida porque el sufrimiento no se muestra, y eso es muy difícil de interpretar.

-Pero su personaje (Olvido) invade de angustia el escenario. ¿Papeles como éste precisan de una descompresión en cuanto uno baja de las tablas?

-No exactamente. El personaje que interpreto es una mujer dura, seca, con la que es difícil empatizar. Y más que por la angustia, en la función se crea una situación que te obliga a estar de cero a cien continuamente y, como actores, lo que tenemos es una adrenalina inmensa que para bajarla te acuestas a las cuatro de la mañana. Pero los personajes se quedan en el teatro; no te los llevas a ningún sitio, si no no podrías vivir.

-La obra está construida con flashbacks y puntos de vista diferentes de una misma escena. ¿Qué proporciona esta estructura tan cinematográfica a la obra?

-Obliga al espectador a estar activo, con los ojos y los oídos muy abiertos porque, demás de los flashbacks, hay un código concreto muy sencillo pero al que no estamos habituados, y si no estás alerta... malo. El espectador tiene que hacer el ejercicio de armar el puzzle que le están planteando, una de las cosas que más me gusta de la función.

-Supongo que esta obra no termina para el espectador cuando cae el telón, sino que sigue dándole que pensar.

-Sí, esa es otra cosa muy fabulosa, y lo alucinante es que 24 horas después sigues dándole vueltas y todo te encaja de una manera que apetece querer verla una segunda vez, luego los productores encantados.

-Conocemos a una Carmen Machi tan cómica como dramática, siempre diferente y brillante en cada papel. ¿Qué personajes recrea con más gusto?

-Igualmente todos. Yo me dedico a esto porque me gusta mucho y cualquier personaje que te ofrecen es siempre un reto, y el reto da mucho gusto, te mantiene muy vivo. Cuando un personaje no te sorprende, ya lo conoces o sientes que ya lo has hecho resulta un poco aburrido.

-¿Y con qué matiz dramático nos va a sorprender esta vez en Logroño, en el Teatro Bretón, donde ya es como de la familia?

-Bendito Bretón, ¡me encanta! No voy a sorprender en nada. La función es muy sorprendente, pero yo no. A mí me recuerda a otras funciones en las que parece que no está pasando nada, y me encanta. Pero es una obra tremendamente dura, tiene humor también...

-... aunque no es una comedia negra, como se dice.

-No, porque una cosa es que tenga humor y otra que sea una comedia. Aquí, además, está el personaje de Pilar Castro (su hermana en la ficción) que borda la excelencia y hace una cosa impresionante, destila ciertos tintes de humor sin pretenderlo el personaje.

-Acaban de estar en el País Vasco. ¿Todavía le preguntan allí por Merche de 'Ocho apellidos vascos?

-No. Al principio sí, me decían hasta frases... pero ha pasado mucho tiempo.

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