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DIEGO MARÍN A.
Sábado, 10 de junio 2017, 19:24
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Medio centenar de jóvenes esperaban ayer al mediodía a que abrieran las puertas del recinto para acceder y coger buen sitio, a ser posible primera fila, en el concierto de Melendi. El televisivo músico asturiano regresó a Logroño para presentar su nuevo disco, 'Quítate las gafas', y volvió a llenar el Palacio de los Deportes de La Rioja con 4.500 espectadores. Melendi ofreció un espectáculo de unas dos doras de duración, repasando algunos de sus temas emblemáticos y desgranando sus nuevas canciones.
Elisabeth Arnaiz y Alba Fernández, las dos logroñesas de 18 años y estudiantes de Bachillerato en el IES Práxedes Mateo Sagasta, permanecían acampadas a las puertas del recinto desde el pasado miércoles y allí tuvieron que soportar la lluvia del viernes y de ayer sábado, así como el calor de los días anteriores. «Habíamos acabado las clases, por eso hemos aprovechado y hemos venido», comentaban ayer horas antes de que se abrieran las puertas. Eso fue a las 19.30 horas. Una hora y media antes se abrió la taquilla y se vendieron las últimas entradas, todas al precio de 34 euros. Para las jóvenes como Elisabeth y Alba, porque la mayoría de las que aguardaron la cola durante horas e incluso días eran muchachas, la espera seguramente mereció la pena.
«Como no teníamos ya nada que hacer, ¡pues tira! Además, nos han hecho visitas, se ha hecho llevadero», confesó Alba. Una de esas visitas era Gonzalo, un joven bilbaíno, seguidor igualmente de Melendi, que ayer entretuvo la guardia a las puertas del Palacio de los Deportes con su guitarra, cantando con las chicas las canciones del artista al que iban a ver. «Coincidimos siempre, por eso nos conocemos, porque a Melendi lo hemos visto las últimas veces en Logroño y también hemos salido fuera a verle», justifica Elisabeth.
Apenas pueden explicar certeramente por qué les gusta Melendi, los nervios les pueden, aunque Elisabeth recuerda que «lo empezó a escuchar mi padre y, desde entonces, lo he escuchado siempre con él». Alba hace referencia a su prima, a un primer concierto y, después, se confiesa fan.
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