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Ramón González Férriz: «El 68 es la reforma necesaria para que el sistema siga funcionando como siempre»

Ramón González Férriz: «El 68 es la reforma necesaria para que el sistema siga funcionando como siempre»

El periodista y editor analiza en 'El nacimiento de un nuevo mundo' el Mayo del 68 en su 50 aniversario

Álvaro Soto

Madrid

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Lunes, 29 de enero 2018, 01:05

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Buscando la playa debajo de los adoquines de París, los estudiantes franceses encabezaron un movimiento que se hizo global y que ha pasado a la historia como el Mayo del 68. El levantamiento de los alumnos de la Universidad de Nanterre fue el epicentro de un terremoto que llegó a muchos otros países en Europa (también a España), a Estados Unidos e incluso a Japón y que en este 2018 cumple 50 años. El periodista y editor Ramón González Férriz analiza estos acontecimientos, que de alguna forma cambiaron la historia, en el libro '1968. El nacimiento de un nuevo mundo' (Debate).

«Mayo del 68 es el levantamiento de una minoría contra el establishment que había surgido en 1945. Tras la Segunda Guerra Mundial llega un tiempo de paz que genera un bienestar material sin precedentes, pero a un grupo de estudiantes todo esto les parece aburrido y creen que la posguerra no es otra cosa más que una continuación del nazismo en una sociedad clasista, opresora y racista», cuenta González Férriz.

Es entonces cuando se produce un choque generacional entre los padres, que habían sufrido la Segunda Guerra Mundial y consideran que la situación es buena porque disfrutan del avance económico, y los jóvenes, críticos con una sociedad desarrollada de la que, paradójicamente, ellos mismos se han beneficiado, por ejemplo, accediendo en masa a la universidad. «En los 60 se produce un auge del número de estudiantes de enseñanza superior y en concreto, en Francia, en especialidades como la psicología o la sociología, disciplinas que ellos consideran que están al servicio de la burocracia y contra las que se levantan», explica el autor. Además, factores de política interna, como el desgaste del general De Gaulle, «un hombre nacido en 1890 y poco preparado para entender las revoluciones culturales de los 60», y conflictos internacionales, como la guerra de Vietnam, sirven como bandera para unas reivindicaciones más bien difusas y que además, a corto plazo, son frenadas en seco en las urnas. En Francia, De Gaulle gana las elecciones posteriores a las revueltas. En Estados Unidos, Nixon barre al movimiento 'hippie'. «Votan los que consideraban que a los estudiantes les faltaba patriotismo y disciplina», asevera González Férriz, autor también de 'La revolución divertida'.

Sin embargo, a largo plazo, gana en parte el Mayo del 68, que se convierte en la corriente cultural predominante durante las décadas siguientes. La liberación sexual (con el hito de la píldora anticonceptiva), la cultura pop, el individualismo, la búsqueda del camino propio... Son ideas que entonces se instalan en la sociedad para quedarse. «Resumiendo mucho, podría decirse que la izquierda gana la batalla cultural, porque desde el 68 todos somos 'hippies', y la derecha, la batalla política, porque la economía continúa siendo capitalista, incluso más que antes», subraya el escritor. «El 68 es la reforma necesaria para que el sistema siga funcionando como siempre», agrega.

¿Y en España? «También hubo un 68, aunque modesto», apunta González Férriz. «España era una excepción porque pervivía la dictadura, pero había tendencias sociológicas que se compartían con otros lugares: aparición de la clase media, aumento de los estudiantes, extensión de la televisión y la cultura pop, el turismo...», enumera. «Y ETA empieza a matar en 1968, igual que lo hacen otros grupos terroristas en Alemania, Italia o Estados Unidos. El contexto de todos ellos está relacionado», continúa.

Cinco décadas después, muchos han querido ver en el 15M un Mayo del 68 de origen español, algo que el autor matiza. «El 68 se produce en un contexto de gran prosperidad económica, mientras que el 15M es lo contrario, su origen está en la crisis. El 68 es una revuelta por las expectativas generadas por la clase media y el 15M lo es por el miedo al final de esas expectativas de clase media. El 15M es poco radical, es más reformista (contra la corrupción, contra la crisis) que revolucionario», subraya González Férriz.

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