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El escritor Alexis Ravelo.
Alexis Ravelo: «En democracia no es sano vivir de la amnesia»

Alexis Ravelo: «En democracia no es sano vivir de la amnesia»

El escritor recrea la 'Semana Roja de La Palma', el olvidado episodio de la represión franquista durante la Guerra Civil en Canarias

Miguel Lorenci

Viernes, 3 de marzo 2017, 00:43

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«Para una democracia no es sano vivir en la amnesia». Lo sostiene Alexis Ravelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1971), dramaturgo y escritor que recrea en 'Los milagros prohibidos' (Siruela) uno de los episodios más desconocidos de la Guerra Civil. Habla de la 'Semana Roja de La Palma', los siete días en los que la represión franquista acorraló y casi aniquiló a quienes en la isla se mantuvieron fieles a la República. Cree Ravelo que 80 años después «aún siguen abiertas muchas heridas» y que «solo se cerrarán cuando abramos las fosas».

«Como todas mis novelas, esta habla de justicia e injusticia», dice Ravelo, que deja momentáneamente la novela negra y el teatro para adentrarse en el ignoto, para él, territorio de la narración de trasfondo histórico. Recrea la peripecia de los milicianos que huyeron a los montes de la isla cuando el desembarco de las tropas franquistas y los voluntarios falangistas puso en marcha la la implacable maquinaria represora contra quienes tras el 18 de julio de 1936 habían respetado la legalidad del Gobierno de la II República.

Habla de las 'prisiones flotantes' y revela como los primeros maquis españoles fueron aquellos activistas de izquierda que se echaron al monte ante un acoso franquista que fue, en algunas fases, tan cruel como los de Badajoz o Málaga, «aunque nunca tuvo la repercusión que los terribles hechos ocurridos en otras ciudades de la Península». «La Guerra Civil en Canarias registra episodios muy duros, pero es muy desconocida», dice Ravelo.

«La isla fue una ratonera para el maquis, para unos milicianos que no tenían preparación ni experiencia militar y a quienes la situación obligó a ser combatientes. Resistieron desde el 25 de julio del 1936, cuando llega el cañonero 'Canalejas' con orden de bombardear la isla si no se rendía a los nacionales, hasta el final de la guerra». Unos hombres que corrieron una suerte muy dispar. «Solo unos pocos lograron huir. Muchos fueron fusilados, otros cumplieron largas penas de prisión» y «no faltan -como escribe en la novela-, quienes duermen aún un sueño injusto en oscuras fosas sin epitafio».

«Un país no puede estar salpicado de fosas anónimas y de desaparecidos», denuncia Ravelo. Advierte que identificar a los asesinados y desaparecidos «no es revanchismo; nos ayuda a saber de dónde venimos para averiguar a dónde vamos». «A estas alturas no se puede reeditar el argumentario del espíritu de reconciliación nacional del franquismo en los años cuarenta y que proponía olvidar». plantea. «La ley de amnistía general lo fue de amnesia general: protegió más a los torturadores y a los verdugos que a sus víctimas, y eso es enfermizo», sostiene.

Admite que su intención inicial era escribir una novela «sobre la memoria histórica» pero que el relato le llevó a hacia la «historia pequeña de de las víctimas de la persecución». Son los protagonistas de un triángulo amoroso cuyo pequeño mundo estalla hecho añicos. «La isla es un microcosmos que explica lo que pasó en todo el país. Quería ver como contando lo micro, lo que pasó en un sito pequeño y con personas humildes, es posible contar lo macro, el drama general», explica el narrador.

Cree Ravelo que «se cometieron atrocidades en ambos bandos» pero que no es parejo el trato a la víctimas de los dos lados. «Las de los republicanos ya han sido suficientemente reivindicadas y homenajeadas», asegura el escritor que también trata «como víctimas» a los soldados franquistas de a pie. «Es el obrero de derechas es el que hace el trabajo sucio a los poderosos», sostiene.

Ha tratado muchos documentos históricos para la novela y le llamó la atención la ausencia de mujeres en «la historia oficial». Con la novela reivindica también la memoria de «unas hijas, madres y esposas que jugaron papel crucial en en una realidad como la canaria, que es claramente un matriarcado, y que fueron torturadas y violadas».

En su reconstrucción ha recurrido a «la memoria chica», la que guardaron durante años en sus familias los protagonistas de unos hechos que finalmente abordaron algunos historiadores a través de de sus testimonios. Dramaturgo además de narrador, asistente a talleres literarios con Alfredo Bryce Echenique o Augusto Monterroso, coincide Ravelo con Hemingway en que «el objeto más valioso para un escritor es la papelera. «El cuento ha sido mi escuela y te obliga a la ligereza y la eficiencia. A eliminar grasa, a quitar todo lo superfluo». «El tiempo del lector es sagrado y al final, en literatura lo importante es lo que no se nombra», concluye el ganador del premio Hammet por 'La estrategia del pequinés'.

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