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El exteniente Luis Gonzalo Segura.
«La vida en los cuarteles es una dictadura»

«La vida en los cuarteles es una dictadura»

Luis Gonzalo Segura, expulsado del Ejército por publicar una novela en la que denunciaba la corrupción en las Fuerzas Armadas, publica ahora 'Código rojo'

Antonio Paniagua

Domingo, 28 de junio 2015, 07:20

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El exteniente Luis Gonzalo Segura no ha perdido el tiempo. Durante los 139 días que permaneció en una prisión militar por publicar una novela en la que denunciaba la corrupción en el Ejército, aprovechó el encierro para escribir otra. Su nueva obra, Código rojo, publicada por Destino, vuelve a abordar los asuntos que le han valido la expulsión de las Fuerzas Armadas: la prevaricación, el abuso de poder, el acoso sexual, la homofobia y las corruptelas y privilegios de la casta militar, entre otras miserias. Segura, que ha recurrido su expulsión al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, denuncia que la irrupción de nuevos partidos emergentes y la situación de Cataluña están creando tensiones en las Fuerzas Armadas que no son buenas ni saludables en democracia. El antiguo oficial aboga por que el valor de la libertad penetre los muros de la institución castrense. Dentro de los cuarteles se vive en una dictadura, sentencia.

Con la novela Un paso al frente (Tropo), Segura destapó la caja de los truenos en el estamento militar, a cuya cúpula no le hizo ninguna gracia el retrato que hacía de la institución. Ahora, el escritor y exteniente presenta Código rojo, un título que alude a las consecuencias que le esperan a quien se niega a cuestionar los dictados de la cadena de mando. El protagonista de la historia sufre las acechanzas del CNI porque investiga un suceso basado en hechos reales: el suicidio de un soldado. Al trabajar en el caso con dos guardias civiles, el sabueso descubre casos muy turbios y torturas.

Segura impugna la idea de que el Ejército se haya modernizado y hecho su propia transición a la democracia. Argumenta que el exministro de Defensa José Bono dejó bastante claro en su libro de memorias que en los años 2006 y 2007 había un caldo de cultivo a favor de un golpe de Estado a raíz de la redacción del Estatut de Cataluña. Eso fue hace nada. Ahora ocurre algo parecido con el ascenso de nuevos partidos y el debate independentista. Tenemos que conseguir que en las Fuerzas Armadas haya una serie de valores democráticos que hoy no existen. Es un reto pendiente.

El oficial represaliado por el Ejército de Tierra no cree que errara en su vocación y alega que una cosa es la disciplina, que él siempre ha acatado, y otra la sumisión. El uso de medios militares para usos particulares es una falta grave, pero no se sanciona. No se puede obligar a un soldado a acarrear ladrillos para construir el chalet de un general.

Luis Gonzalo Segura parte de la premisa de que en las Fuerzas Armadas hay más corrupción que en otras instituciones de la sociedad civil porque en los ámbitos castrenses no hay contrapesos. También contradice al actual ministro Pedro Morenés y niega que en el Ejército la incidencia de los delitos de acoso y abuso sexual sea un 400% inferior que en la sociedad. Para el novelista, simplemente no se denuncian porque la justicia militar es altamente ineficaz y existe miedo a imputar a un superior. Lo lógico es que en las Fuerzas Armadas haya más acoso sexual porque los militares vamos de misión, estamos cuatro o cinco meses recluidos en un recinto, hacemos maniobras y pasamos muchas noches fuera. Eso no significa que los militares seamos peores personas, argumenta.

Además de de comportamientos deshonestos, el autor cree que las Fuerzas Armadas adolecen de una falta de planificación escandalosa, dado que los soldados representan solo el 31% de la estructura. Constantino Méndez, secretario de Estado de Defensa en la última etapa de Rodríguez Zapatero, dijo que España había gastado 40.000 millones de euros en armamento destinado a escenarios que no se iban a producir. No se olvide que 40.000 millones de euros son dos quiebras de Bankia.

El antiguo oficial apuesta por la supresión de la jurisdicción militar y habla de la existencia de una dictadura en toda regla en el estamento militar. Depurar todo estos vicios es una tarea que compete a toda la sociedad. Si los ciudadanos no presionan, los altos mandos seguirán viviendo cómodamente con su fiscalización y justicia especiales.

A juicio del autor de Código rojo, el divorcio entre las Fuerzas Armadas y la sociedad cuajó desde que se erradicó el servicio militar obligatorio. Desde entonces los militares viven en un mundo paralelo del que casi nada trasciende al exterior.

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