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Mabel Lozano, ayer junto a los Cines Moderno de Logroño. :: Juan Marín
«Los jóvenes confunden la trata con porno y prostitución, para ellos todo es ocio»

«Los jóvenes confunden la trata con porno y prostitución, para ellos todo es ocio»

Mabel Lozano Cineasta y activista | Su activismo contra la explotación sexual a través del cine, y ahora del libro 'El proxeneta', hace de ella un referente en un tema y un país, el nuestro, nada ejemplar

ESTÍBALIZ ESPINOSA

LOGROÑO.

Martes, 14 de noviembre 2017, 10:17

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Aunque nos empeñemos en recordarla como tal, hace muchos años que Mabel Lozano dejó atrás su faceta de modelo, actriz y presentadora. Hoy es una cineasta cuyo arte está íntimamente vinculado al activismo, y muy especialmente al que lucha contra la explotación sexual. Ayer, Mabel Lozano pasó por Logroño invitada por la Asociación Mujer y Tecnología para presentar 'Chicas nuevas 24 horas', un documental que vio la luz hace dos años y que, a través de testimonios reales, denuncia la trata de mujeres y su explotación sexual. Curiosamente, también ayer vio la luz su libro 'El proxeneta', la historia real de uno de los mayores traficantes y explotadores de mujeres de nuestro país.

-¿De qué pasta está hecho un esclavista?

-No tiene ninguna empatía hacia ningún ser humano, incluida su familia. En el caso del 'Músico' (el protagonista de su libro), toda la transformación que ha sufrido para ser lo que es ahora fue porque un día miró a las mujeres y vio personas. Eso le hizo dar marcha atrás y convertirse en un confidente. Cuando hablé con él me decía que no sentía nada hacia las mujeres, eran máquinas expendedoras de dinero.

-En 'Chicas nuevas 24 horas' orienta la cámara al lucrativo negocio de la compra y venta de seres humanos para la explotación sexual.

-Es un negocio multimillonario (por delante del narcotráfico) en manos de unos pocos, los proxenetas, pero con muchas complicidades de abogados, médicos, jueces, policías... de muchísima gente que mira para otro lado. El dinero lava las conciencias de mucha gente.

-Utiliza el cine como herramienta transformadora. ¿Qué otras herramientas resultan útiles para acabar con esta locura?

-Espero que haya una reflexión del gobierno contra la trata; también se necesitan leyes; que los medios de comunicación y la ciudadanía estén más comprometidos, y la información a los jóvenes, que creen que esto es ocio y no lo perciben como un delito.

-Usted lo hace precisamente con el documental 'Chicas nuevas 24 horas', del que hay una versión para adolescentes.

-Sí, y cuando lo ven los jóvenes no dan crédito a que algo así ocurra en España y que se pueda consentir.

-De cualquier forma, defiende que la solución nunca debe de pasar por legalizar la prostitución.

-No, porque todo lo que legalices tiene que ser una evolución en derechos humanos y esto es una involución, es perpetuar la esclavitud de las mujeres, la desigualdad, la violencia de género... Hay que hacer políticas sociales para dar oportunidades reales a esas mujeres. Cuando alguien se mete en este trabajo por voluntad propia entenderé que ahí hay libertad, pero es que yo no me he encontrado nunca eso. Siempre he encontrado precariedad, necesidad, falta de oportunidades y de herramientas... y hay que hacer políticas sociales que incidan en las más vulnerables.

-Irina (cuyo testimonio se recoge en 'Voces', el primer documental de Mabel Lozano) fue el detonante de su activismo. ¿Cuál es el detonante de la propia explotación sexual, la pobreza de las víctimas, la ambición, la falta de escrúpulos...?

-En el caso de ellas el cebo es el trabajo, una vida mejor; en el de los hombres, una normalización en la compra de un ser humano, de pagar a una mujer por un servicio y luego me voy sin ningún compromiso, y además ejerzo un poder sobre ella. Tiene que ver con esa reminiscencia del patriarcado más absoluto.

-Del machismo.

-Pero el machismo no solo se instala en la cabeza de los hombres, sino también de las mujeres. Hay que hacer un trabajo de educación en respeto y en igualdad, sobre todo en los más jóvenes, a quienes en el entorno familiar no se les habla de sexualidad ni de relaciones afectivo-sexuales sanas. Y es un problema porque ellos todo lo aprenden a través de internet y confunden la trata con la prostitución, con la pornografía; para ellos todo es ocio, desconocen la realidad.

-¿Por qué cree que España es uno de los tres países (tras Tailandia y Puerto Rico) donde hay más hombres que pagan por tener sexo?

-En España está muy normalizada y consentida la prostitución porque es de toda la vida. Yo nací en un pueblo muy pequeño de Toledo donde no había teléfono público pero sí puticlub, y en este país todo se celebra en un puticlub: la despedida de soltero, terminar la carrera, cerrar un gran negocio... Sus luces de neón son cárceles de neón donde viven en absoluto cautiverio cientos de mujeres hacinadas, coaccionadas, vejadas, violadas, vendidas... y lo dueños son españoles y quienes las han captado, también. Y esto ocurre en nuestro país desde hace 30 años.

-¿Cómo convive con el dolor de las víctimas de sus documentales?

-En 'Tribus de la inquisición' (sobre linchamientos a manos de civiles), una mujer relata cómo quemaron vivo a su hijo mientras a ella le pusieron una pistola en la cabeza para que no pudiera hacer nada por evitarlo. Mientras montaba el documental intentaba distanciarme pensando que eran actores, de lo contrario hubiera sido incapaz; el dolor me hubiera sobrepasado. Tengo que alejarme porque el dolor me contamina mucho.

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