«Flores es un zapatero de señoras. Cada noche, al cerrar su zapatería, recibe la visita de extrañas personas que le cuentan su futuro, le revelan detalles de su pasado o llegan, incluso, a desvelar sus historias presentes. Algo sucede cada noche con el tiempo, cuando no hay testigos, que hace que todas estas historias convivan a la vez, superponiendo pasados y futuros en un presente continuo en el que el señor Flores intentará comprender quién es».
'Todo el tiempo del mundo', que se representa hoy en el Bretón (a las 20.30 h.), es un drama onírico con tintes autobiográficos de Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974), uno de los autores más interesantes del teatro contemporáneo español. Con mucho mayor reconocimiento público, pero, igual de esencial, el argentino regresa al Festival de Logroño después de 'Los ojos' (en la edición del 2012) y 'La piedra oscura' (2015), de Alberto Conejero, que lo convirtió en el director más deseado. Pese al éxito, él eligió su propio camino para seguir indagando en su universo poético a través de obras como esta y plantear preguntas que queden suspendidas sobre el escenario:
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- La obra:
'Todo el tiempo del mundo
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- Autor y director
Pablo Messiez
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- Intérpretes
María Morales, Carlota Gabiño, Rebeca Hernando, Javier Lara, Juan José Rodríguez, Íñigo Rodríguez Claro y Mikele Urroz
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- Producción
Buxman y Kamikaze, con la compañía Grumelot
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- Teatro Bretón,
a las 20.30 h.
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u38º Festival de Logroño
«Si alguien tiene una experiencia de la que no hay testigos y la olvida, ¿eso ha pasado? ¿Es acaso nuestra historia algo más que una serie de relatos compartidos? Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, ¿en qué lugar entre las palabras y las cosas está nuestro presente?»
«Las palabras construyen realidad y moldean nuestra experiencia del mundo»
-¿Cuánto hay de autobiográfico y cuánto de poético en 'Todo el tiempo del mundo'?
-Uno siempre está escribiendo sobre su historia, su familia o sobre sí mismo. En este caso, a partir de la historia de mi abuelo, que, como el señor de la obra, se llamaba Flores y tenía una zapatería de señoras en la que pasé más de una tarde de mi infancia, comencé la escritura de este texto sobre el tiempo y los relatos.
-¿Qué relación establece entre ambos?
-Quería escribir sobre el tiempo y el modo en que las palabras construyen realidad. Son la herramienta con la que nos comunicamos y moldean nuestra experiencia del mundo.
-¿Es muy recurrente preguntarle si lo suyo es realismo mágico?
-Bueno, es verdad que muchos hacen esa comparación. Hay un realismo especial, es cierto, pero su lógica es la de la poesía.
-Es su historia, pero la escribe para los actores y cambia a través de ellos.
-Siempre escribo para los actores; es como hacer trajes a medida. No me gusta la improvisación, pero ellos aportan cualidades a los personajes y a la historia. Por eso me gusta trabajar con gente muy creativa.
-¿Es eso lo más característico de la escuela argentina de teatro?
-Del teatro porteño, tal vez sí; el resto de Argentina es un misterio. Allá el actor es muy protagonista, no solo en la representación, sino en todo en el proceso de creación.
-¿Cuál cree que es la principal aportación de ustedes al teatro que se hace en España?
-El teatro porteño cuida mucho el lenguaje y el modo de contar la historia. Pero es un encuentro enriquecedor en ambos sentidos.
-Acaba de estrenar 'Bodas de sangre' en Madrid. Otra vez inspirado por Lorca. ¿Cuánto cambió su vida 'La piedra oscura'?
-Lorca siempre es una inspiración poética y humana. Pero si te refieres al éxito, cuando me tentó para ponerme a trabajar al servicio de otros salí corriendo. Precisamente lo que quiero es seguir siendo libre para poder acometer proyectos así.
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