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AQUEL CROMO

CARLOS SANTAMARÍA - ANECDOTARIO

Jueves, 5 de abril 2018, 23:18

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Una tarde de verano volviendo en tren de Howth a Dublín me encontré hablando con dos viejos irlandeses sobre el Club Deportivo Logroñés. Mis compañeros de vagón me habían estado observando sin el menor disimulo mientras yo daba vueltas a un mapa y buscaba wifi con el móvil para consultar destinos, así que se prestaron a ayudarme. Dónde vas. Qué necesitas. De dónde eres. Aquellos dos irlandeses sabían poco de vino, cosa normal en la patria del buen whisky y la cerveza, así que la palabra 'Rioja' no les aportó gran cosa. Ocurrió al decir 'Logroño'; entonces uno de ellos se dio una palmada en la pierna, miró al otro y dijo sonriendo '¡Lesgoonas, Lesgoonas!'. 'Yes, yes, Las Gaunas', respondí yo. Así llegamos a Dublín, hablando del Logroñés y recordando con aquellos entrañables irlandeses las hazañas de Polster y de Salenko.

El fútbol es más que un deporte, es un territorio de pasiones y recuerdos, un autógrafo en la infancia, el sonido de la radio en el coche los domingos por la tarde y la vieja bufanda colgada sobre la cama. Lo escribió una vez Juan Tallón, el fenómeno del fútbol, si se redujese sólo al juego, habría mutado ya en una cosa intrascendente, inane, «como el gin-tonic o la democracia de los partidos».

Hace unos días Mikel Erentxun pidió una copa de vino y con esa voz quebradiza que tienen los genios tímidos me dijo que le fascinaba La Rioja, que era un apasionado de nuestros vinos y que estaba encantado de venir a Logroño. Luego acunó su copa, se llevó el vino a los labios y paladeó la bebida en un gesto como de beso invisible, los ojos súbitamente lejanos, entrecerrados; de repente los abrió y me dijo: «¡Y Las Gaunas, aquel cromo de Las Gaunas!».

Erentxun me explicó luego que cuando era pequeño coleccionaba cromos de fútbol, y que muchas temporadas los álbumes incluían también los estadios. Recordaba que aquel cromo de Las Gaunas era un tesoro para él por el parecido con el viejo Atocha y también por el nombre legendario, por ese sonido eléctrico de transistor: «Es que en la radio decían ¡gooool en Las Gaunas! ¿Te acuerdas?», me preguntaba. Claro que me acuerdo Mikel. Maldita sea, claro que me acuerdo.

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