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Neil Patrick Harris.
El último de un selecto club

El último de un selecto club

Neil Patrick Harris ingresará este domingo en una orden de la que forman parte aclamados miembros como Hugh Jackman, Billy Crystal o Ellen DeGeneres y otros que no lo fueron tanto

Óscar Bellot

Domingo, 22 de febrero 2015, 07:24

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Presentar los Oscar es uno de los mayores honores de que pueden ser objeto las estrellas del espectáculo y uno de los marrones más grandes de cuantos pueden caerles en suerte. Bien puede dar fe de ello a estas alturas Neil Patrick Harris, el encargado de conducir la ceremonia que este domingo se desarrollará en el Dolby Theatre de Los Ángeles. "Crecí mirando los Oscar y siempre me fascinaron algunas de las formidables personalidades que lo presentaron", dijo el intérprete, conocido por su papel del mujeriego Barney Stimson en la serie de televisión 'Cómo conocí a vuestra madre', al recibir el encargo de la Academia de Hollywood. "Que a uno le ofrezcan seguir los pasos de Johnny Carson, Billy Crystal, Ellen DeGeneres y todos los demás que tuvieron la inmensa suerte de presentar este espectáculo es un sueño convertido en realidad", agregó quien saltase a la fama interpretando a un imberbe doctor en 'Un médico precoz'.

Citaba así los nombres de tres de las figuras que mejor libradas salieron de su particular cita con la historia. Johnny Carson asumió la responsabilidad de mover los hilos de la noche más especial para el séptimo arte en cinco ocasiones. Entre 1978 y 1983, el presentador estadounidense, que se mantuvo al frente de 'The Tonight Show' por espacio de tres décadas, ofreciendo con su ingenio un modelo que se apresurarían a emular otras figuras de la pequeña pantalla como David Letterman o Jay Leno, dejó un reguero de muestras de su legendaria agudeza. "Veo muchas caras nuevas, especialmente encima de las caras viejas", dijo en una de sus intervenciones más memorables. A Carson, claro, le hacía falta poco para congraciarse con un público que veía en él a un miembro más de su familia.

Aún más veces que Carson hizo acto de presencia sobre el escenario Billy Crystal. Actor, productor, comediante y cineasta, el neoyorquino siempre será recordado como el escéptico que no creía en la posibilidad de que un hombre y una mujer pudiesen ser simplemente amigos y que asistía al más impresionante orgasmo fingido de la historia, el que rubricó Meg Ryan en 'Cuando Harry encontró a Sally'. Nueve fueron las ediciones que le tuvieron como maestro de ceremonias. La última de ellas, en 2012, cuando salió al rescate de la Academia después de la 'espantada' de Eddie Murphy. "Hago los Oscar para que la joven de la farmacia deje de preguntarme mi nombre cuando recojo mis medicamentos con receta", bromeó al dar su aquiescencia. Careció de la frescura y brillantez de antaño, pero su actuación le sirvió para escalar hasta la segunda posición en la lista de los presentadores con mayor número de galas a sus espaldas.

El primero sigue siendo Bob Hope. Y difícilmente alguien podrá batir alguna vez su récord. Hasta 19 veces atendió el comediante el llamamiento de los organizadores para conducir el evento. De 1939 a 1977, Hope tuvo tiempo de probar toda suerte de maniobras para mantener enganchado al público. Y no fue fácil, sobre todo porque a él le tocó la primera gala que se retransmitió por televisión, la de 1953. "Creo que deberían entregarme un Oscar por mi asistencia", espetó en 1986 un hombre que firmó una de las noches más memorables de los Oscar en 1975, cuando subió al escenario acompañado por Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. Y Shirley McLaine.

Estrellas y estrellados

Lejos de las cifras de Bob Hope o Billy Crystal, otros han tenido la fortuna de mantener varias citas con el 'tío Oscar'. Entre las más brillantes se encuentra Whoopie Goldberg, quien en 1994 se convirtió en la primera mujer a la que los organizadores encomendaban tamaño desafío. Para ese entonces ya había tenido oportunidad de agarrar una estatuilla merced a su papel de médium en 'Ghost. Más allá del amor'. Y tiró de creatividad y tablas para enfervorizar al público con sus impresionantes cambios de vestuario. La palma se la llevó en 1999, cuando se presentó ataviada con un vestido de época, adornado con profusión de joyas, y empolvada cual soberana británica. Mediaba así en el combate entre Cate Blanchett y Judi Dench, candidatas ambas al galardón a la mejor actriz por sus respectivas interpretaciones de la reina Isabel en 'Elizabeth' y 'Shakespeare in love'. Y en el siguiente escalón, con tres galas a sus espaldas, se cuentan Steve Martin, Conrad Nagel, David Niven y Jerry Lewis.

Pero los últimos años se han caracterizado por el afán renovador en un intento de congraciarse con una audiencia cada vez más exigente que sigue con gran atención el desfile de moda sobre la alfombra roja pero que tiende a escapar en cuanto atisba signos de una gala soporífera. Así, la Academia prefiere mutar y sólo vuelve a reclamar los servicios de quienes sortean con gran habilidad el tedio.

Es lo que ocurrió el año pasado con Ellen DeGeneres, quien tras romper otra barrera en 2007 -la de la primera lesbiana confesa que conducía la ceremonia-, sorprendió en 2014 con el selfie más retuiteado de la historia. La frescura de DeGeneres, quien no tuvo reparos en pedir pizzas para amenizar la noche, revitalizó un evento que había perdido tirón el año anterior ante las burdas bromas de un Seth MacFarlane que no hizo gracia a nadie, y menos aún a sus invitados.

Por si fuera poco, llovía sobre mojado. En 2011, la Academia se había dado un tortazo con la elección de James Franco y Anne Hathaway. El objetivo era captar al público más joven ofreciéndole a dos intérpretes que percibiese cercanos. Pero ni el protagonista de '127 horas' ni la actriz de 'El diablo viste de Prada' respondieron a las expectativas. Soso el primero e hiperactiva la segunda, ofrecieron un horroroso contrapunto que hizo que la audiencia bajase en casi cuatro millones respecto a los datos cosechados un año antes por otro dúo más afortunado, el conformado por Steve Martin y Alec Baldwin.

Nada que ver con el despliegue de prestaciones que ofreció Hugh Jackman en 2009. El año del triunfo de 'Slumdog millionaire' como mejor película -y de Penélope Cruz como mejor actriz- fue testigo del magnífico desempeño de un auténtico hombre orquesta capaz de cantar, bailar y hacer reír sin despeinarse.

Un auténtico ejemplo a seguir para Neil Patrick Harris, quien ya ha demostrado que domina todas estas suertes en otras citas candentes como los premios Emmy, de los que ha oficiado como anfitrión en un par de ocasiones, o los Tony, cuyas riendas ha manejado en otras cuatro. Si alguien puede emular a Jackman, ese es él. La respuesta, en unas horas.

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