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ADMIRABLE LECCIÓN

EDUARDO AÍSA CRÍTICO DE MÚSICA

Viernes, 15 de septiembre 2017, 00:01

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En todas las Semanas de Música Antigua siempre hay un concierto 'difícil' sobre el papel, por no decir que asusta. Los grupos vocales o instrumentales ofrecen variedad por sí mismos dada la diversidad de intérpretes e instrumentos y, por supuesto, dan menos miedo los programas basados en la época renacentista o barroca, pero un concierto anunciado con un solo intérprete y música estrictamente medieval en principio da un poco de respeto, pero suele ser precisamente en este tipo de conciertos 'temibles' donde nos solemos encontrar con las mejores sorpresas.

El concierto-conferencia que nos ofreció José Luis Pastor resultó amenísimo y sumamente didáctico de principio a fin. Espléndidas y elocuentes las explicaciones sobre cada uno de los seis instrumentos presentados con su iconografía más importante, bien en pergaminos, pórticos, cuadros o frescos, así como los ejemplos musicales interpretados magistralmente por José Luis Pastor. Fue una hora y media íntima y recogida, dada la delicada sonoridad de este tipo de instrumentos, que pasó como un suspiro.

A pesar de algunas previstas deserciones, el público de estas Semanas de Música Antigua suele ser muy fiel y la sala presentaba una buena entrada, con un público cálido y receptivo que fue elevando la temperatura musical del concierto, que a la postre resultó un gran éxito. Desde su original aparición inicial pulsando la delicada vihuela de péñola, paseando por el escenario, y sus primeras palabras presentando el bellísimo instrumento, ya estaba claro que el disfrute estaba asegurado. José Luis Pastor es una referencia mundial en cuerda pulsada medieval y sus explicaciones están avaladas por profundas y esclarecedoras investigaciones que van mucho más allá que las simples especulaciones y suposiciones que a veces tenemos que escuchar en este tipo de música antigua, pero además es un virtuoso de estos originales instrumentos a los que saca sonidos y encantos que nos trasladan realmente a las cortes medievales.

Rutilantes fueron sus intervenciones con el noble laúd español, con la peculiar cítola, con la çinfonía (precursora de la zanfoña), la guiterne o elemental guitarra medieval y el brillante laúd italiano, que nos dejaron un palpable poso de excelencia. ¡Un señor de la música!

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