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El magistrado del Tribunal Supremo Antonio Salas, ayer, en Granada. :: fermín domínguez
Los límites de la libertad de expresión

Los límites de la libertad de expresión

Concluye #TATGranada17 con diferentes ponencias que abordan los límites de este derecho fundamental a través de testimonios de gran calado

J. CERERO / R. LAMELAS

Jueves, 29 de junio 2017, 00:09

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Granada. Talking About Twitter, #TATGranada17, el mayor evento global sobre esta plataforma, tiene un reclamo evidente en la red social que le da nombre, pero llega mucho más allá. Desde su primera edición -y con esta van cinco- se caracteriza por explorar cada uno de sus rincones desde distintos puntos de vista, con el objetivo de entresacar lo más importante: el reflejo, bastante nítido, de la sociedad en la que vivimos, con sus bondades y sus miserias. La segunda y última jornada de #TATGranada17 se convirtió en un viaje por los límites de la libertad de expresión. Fenómenos como las noticias falsas, las campañas orquestadas en torno a personas y colectivos o la censura visitaron las distintas conferencias y ponencias, con algunos testimonios envolventes, como el expresado por la politóloga mexicana Denise Dresser, considera por la revista Forbes como una de las mujeres más influyentes del mundo, con 3,5 millones de seguidores en Twitter, o el de la periodista Raquel Sanz, viuda del torero Víctor Barrio, quien sufrió una campaña denigrante en la Red al hilo de su fallecimiento en la plaza.

En el auditorio del Parque de las Ciencias de Granada no se oyó un alma durante los más de cuarenta minutos que duró la intervención de Denise Dresser. Profesora, activista, periodista. Paciente, firme, pausada. «Valiente» fue el adjetivo que más se oyó como descripción definitiva en los tuits y comentarios de los asistentes. Dresser vive en México y es crítica con el Gobierno que ejerce el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Enrique Peña Nieto. Allá donde tuitea le persiguen insultos y amenazas de violencia, como le ocurre también a multitud de activistas y periodistas compatriotas suyos. «Mi hija me pide que cuando voy a alguna parte no diga en Twitter el sitio exacto ni la hora a la que hablo», explicó.

Los contrapuntos en la libertad de expresión llegaron bajo el paraguas de tres juristas. Antonio Salas Carceller, magistrado del Tribunal Supremo, expresó su propia vivencia, sufriendo un visible acoso cuando se ha visto tentado a opinar sobre cuestiones sensibles, como la violencia machista. Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional, reclamó la colaboración ciudadana en Twitter para combatir el extremismo. El abogado Borja Adsuara hizo un alegato en defensa de la libertad de expresión, que tuvo su contraste complementario en la siguiente ponencia, sobre toros y el desafío de la tolerancia, enfocado desde la presión que recibe en las redes la tauromaquia por sus detractores, con el ejemplo de Raquel Sanz, viuda del diestro Víctor Barrio.

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