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Imagen que recrea la propagación de ondas gravitacionales. :: julian Stratenschulte / efe
Las ondas gravitacionales se llevan el Princesa de Asturias de Investigación

Las ondas gravitacionales se llevan el Princesa de Asturias de Investigación

Los padres de la detección del fenómeno son galardonados por confirmar una teoría que anticipó Albert Einstein hace cien años

A. PANIAGUA

Miércoles, 21 de junio 2017, 23:29

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Los padres de la detección de las ondas gravitacionales se adjudicaron ayer el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Los estadounidenses Kip Thorne, Barry Barish y Rainer Weiss, impulsores del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés) -una iniciativa de colaboración científica internacional-, se llevaron el galardón, dotado con 50.000 euros. Las ondas gravitacionales son unas vibraciones que distorsionan el tejido del espacio-tiempo. Su estudio permitirá a la humanidad explorar el 95% del universo, algo que los telescopios no pueden ni siquiera atisbar.

Según el acta del jurado, presidido por Pedro Miguel Echenique, «el premio reconoce el talento individual y la obra colectiva de más de mil investigadores de un centenar de instituciones de dieciocho países». «La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales», subraya el jurado.

Las ondas gravitacionales son en el universo algo parecido a las ondulaciones que produce una piedra al ser arrojada al agua. Pero en vez en vez de alterar la superficie del líquido elemento, ocasionan una distorsión en el espacio y el tiempo mientras se propagan hacia fuera. De esta manera, acercan y alejan las distancias, y frenan y aceleran el ritmo de los relojes. Las ondas gravitacionales pertenecían al campo de las brillantes teorías formuladas por Einstein hace un siglo.

En 2005, los detectores del LIGO apreciaron por primera vez la existencia de ondas gravitacionales que procedían de la colisión de dos agujeros negros. Era todo un hito en la historia de la física al confirmar la intuición del autor de la teoría de la relatividad. El hallazgo supuso además el nacimiento de un nuevo campo de conocimiento: la astronomía de ondas gravitacionales.

Rainer Weiss, Kip Thorne y Ronald Drever -fallecido en marzo de este año- fueron los que, en los años ochenta, promovieron la construcción de LIGO. Weiss sentó las bases tecnológicas de los interferómetros y Thorne se encargó de la formación de un grupo de físicos teóricos que analizaron qué fenómenos podían producir estas ondas. Sus nombres suenan ahora para adjudicarse el Premio Nobel de Física.

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