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ALFONSO TORICES
Martes, 30 de mayo 2017, 00:10
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La drástica reducción de nicotina y humo que los españoles respiran en los lugares de ocio y trabajo, gracias a la aprobación de las leyes antitabaco de 2005 y 2010, ha permitido evitar la muerte de unos 200 fumadores pasivos cada año. Es uno de los datos más llamativos que se incluye en el análisis sobre los beneficios provocados por el mayor control sobre el tabaquismo en el último decenio que ha elaborado la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
La monografía, que desvela importantes avances contra una pandemia que todavía causa en España 50.000 muertes directas y evitables al año, indica que en 2002 unos 1.228 españoles no fumadores fallecían, fundamentalmente por tumores en el pulmón e infartos, como consecuencia del humo cancerígeno ajeno que respiraban a diario. La cifra de muertes, tras extenderse la prohibición de fumar en 2010 a todos los bares, restaurantes y salas de ocio, descendió ya en un 2011 en 200 fumadores pasivos al año, un 16%.
La razón hay que buscarla en la prohibición, pero también, según destaca el estudio, en un cumplimiento generalizado de las restricciones, que ha permitido liberar el aire de todos los espacios públicos cerrados de hasta un 90% de nicotina y partículas cancerígenas. Solo el 5% de los ciudadanos esquiva el veto para fumar en el trabajo, un 9% en bares, un 4% en discotecas y pubs, un 9,8% en vehículos comerciales y un 2,2% en taxis, aunque se dan incumplimientos algo más altos en terrazas cerradas y semicerradas y en algunos recintos sanitarios. De hecho, aunque la ley no entra en esa parcela, el estudio detecta una reducción de 21 puntos en la presencia de humos de tabaco en los hogares, al pasar de estar presente en el 29,2% de las casas en 2005 al 8%.
Los expertos de la SEE explican que, además de los beneficios para los fumadores pasivos, la menor exposición a humo ambiental y el descenso de fumadores y de cigarrillos per cápita ha traído una mejora general de los indicadores de salud. Calculan el descenso de las hospitalizaciones por EPOC en un 14%, unas 10.000 menos al año; y una reducción de los ingresos por episodios de asma de un 7% a un 10%. La mortalidad por infarto disminuyó un 9% y se registra un descenso del 4% de partos prematuros y del 3% de los bebés con bajo peso.
Una pelea lenta y global
Los fumadores en España han disminuido, pero el estudio concluye que no es un efecto directo de las leyes restrictivas sino parte de un proceso sostenido en el tiempo que ya empezó en los años ochenta, y en el que también influye el fuerte aumento de precios (se han duplicado este siglo), los límites a la publicidad y a la edad de compra, o las campañas sobre riesgos. Desde 1987 el porcentaje de fumadores ha bajado del 38% al 25%, pero a un mayor ritmo antes de 2005 que después. El consumo per cápita de cigarrillos cayó a la mitad desde 2005, de 2.000 a 1.000 al año, pero se debe más a la crisis y al aumento de precios que a las prohibiciones, como lo demuestra que el tabaco de liar (más barato) se vende seis veces más.
Las importantes medidas contra el tabaquismo, que no han causado daño económico aparente a la hostelería, han permitido a España colocarse en 2016 como el octavo país más duro de los 35 europeos, pero aún con una tasa de fumadores por encima de la media.
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