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Una pantalla de televisión diseñada por Samsung, con apariencia de cuadro, en el centro de la imagen. :: r. c.
Televisión: a caballo entre el arte y el laboratorio

Televisión: a caballo entre el arte y el laboratorio

Pantallas indistinguibles de un cuadro, tan finas que cuelgan con imanes o con el cristal como altavoz son las últimas tendencias

MICHAEL MCLOUGHLIN

Lunes, 20 de marzo 2017, 01:12

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Lo de caja tonta se va quedando ciertamente desfasado para referirse al televisor, y no solo por las enormes dosis de inteligencia que ha absorbido gracias a Internet, lo que le permite hacer uso de miles de aplicaciones y plataformas para que el espectador 'vea lo que quiera cuando quiera'. El problema se sitúa también en la primera parte del sintagma: 'caja'. Sobre, lámina o tarjeta quizá le peguen más viendo el actual panorama de la industria. Y es que pantallas indistinguibles de un cuadro, tan finas que para sujetarlas a la pared solo hacen falta dos pequeños imanes o que el cristal haga las veces de altavoz para maximizar esta superficie son algunas de las sorprendentes tendencias que se han visto recientemente.

Cuando parecía que las televisiones no podían adelgazar más, se ha conseguido el más difícil todavía. El mismo grosor que una llave. Esa es una de las principales características del OLED W7 de LG, que ha concentrado toda su tecnología en una anchura menor que la que ocupan dos monedas de céntimo de euro. Una cualidad sorprendente que no es óbice para disfrutar de una enorme pantalla.

Y es que este modelo cuenta con dos versiones: de 65 y 77 pulgadas. Es un diseño pensado para pared. Y hay que olvidarse de los enormes tornillos que antes se requerían para sostener estos aparatos en superficies verticales. El W7 dispone de una base -cuando está montada solo ocupa 4 milímetros- donde enganchar la pantalla, que se puede despegar fácilmente de la pared, ya que la parte inferior está sujeta únicamente con dos imanes.

Este modelo es la punta de lanza de la compañía, que ha apostado claramente por el OLED. Se trata de una tecnología orgánica que permite obtener un negro puro al poder 'apagar' individualmente cada píxel, a diferencia de otros sistemas.

Los últimos en mover pieza han sido sus compatriotas de Samsung. Esta pasada semana presentaron su nueva batería de productos audiovisuales: desde nuevas pantallas con QLED -su última propuesta para hacer frente a los paneles OLED- hasta barras de sonido. Sin embargo, hubo un producto que destacó por encima del resto: 'The Frame'. En una pared colocado, es indistinguible de un cuadro. Y todo porque la factoría asiática se ha empeñado en imprimir a este modelo un carácter singular.

Lo ha conseguido introduciendo un marco como el que suelen colocar las pinacotecas a las piezas que descansan sobre sus paredes. Tendrá biseles intercambiables para adaptarse a la estancia, no vaya a ser que la estética de la televisión sea demasiado minimalista para el salón 'rococó' de turno. Una de las características más curiosas será que cuando esté apagado, en lugar de la tradicional pantalla negra, el usuario podrá elegir entre un centenar de obras para mostrar.

En línea por mantener la estética y no romper ese aire creado, este televisor contará con una montura 'no gap' que se adhiere completamente a la pared. Pero ¿el cable? Esa es otra de las grandes novedades de este modelo. Será el primer televisor en dos piezas: por un lado, la pantalla, y por otro lado, una caja de conexiones que se mantendrá oculta.

'Pantalla altavoz'

Mientras Samsung ha decidido 'trocear' en dos partes este modelo, Sony ha optado por la 'unificación' de elementos. Aunque suene a locura de laboratorio, la marca nipona ha entrado en la guerra entre Samsung y LG con una curiosa apuesta: la pantalla de su Bravia A1 es, a la vez, el altavoz. Una tecnología sorprendente que se ha investigado en la última década. No en vano, empezó a trabajar con las que ellos denominan como 'superficies acústicas'.

De esta manera, integrando el altavoz debajo del panel, consigue una superficie mucho más amplia en la parte frontal, lo que le permite crear una televisión que llegue hasta el mismo borde. El sonido estéreo que emite la pantalla no produce ninguna vibración, por lo que no afecta a la calidad de la imagen. Algo que de no ser así no tendría sentido ninguno.

Aunque esta característica ha acaparado toda la atención, lo cierto es que Sony ha apostado también por el OLED, lo que hace pensar que este material va camino de convertirse en la norma del mercado. Además, el Bravia A1 también ha impulsado tecnologías punteras como el 4K y el HDR.

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