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El pianista César Belda y el polifacético Ángel Ruiz recuperan la figura de Miguel de Molina. :: javier naval
«Hoy seguirían insultando a Miguel de Molina por las calles»

«Hoy seguirían insultando a Miguel de Molina por las calles»

cantante, bailarín

Ernesto Pascual

Viernes, 10 de febrero 2017, 00:22

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Cómicos vive su segundo fin de semana con un canto a la libertad, con una reclamación de recuperar a los olvidados por la dictadura franquista y con la reivindicación de la copla como género popular y contador de historias, sin clichés. Es lo que representa 'Miguel de Molina al desnudo', el segundo título programado por la XIX Muestra Nacional de Teatro Cómicos de Alfaro para las noches de este viernes y sábado, a las 22.30 en la sala La Florida.

Después de acabar un primer periplo, la compañía La Zona llamó de nuevo al polifacético Ángel Ruiz para que retomara el relato que realiza en primera persona del icono de la copla Miguel de Molina, un relato que ha tomado más fuerza bajo la dirección de Félix Estaire. Desde octubre es un éxito en el Rialto madrileño. «Recordar en este 2017 la figura de Miguel de Molina es una cuestión de justicia con alguien que, como tantos anónimos, sufrió la guerra civil y la dictadura -expone su protagonista-. A raíz de su historia y del olvido al que está sometido, es necesario recuperar su memoria porque tiene que ver con nuestra memoria y con nuestra historia».

Junto a ese mensaje, y acompañado al piano por César Belda, reivindica también «al artista que fue y que, por desgracia, nos hemos perdido». Exiliado a Argentina por el acoso que sufrió por ser homosexual, el coplista nunca pudo regresar a la España que amaba. «Este país olvida porque ha habido 40 años de secuestro, de amnesia inducida, con una transición que llevó a un pacto de silencio y de no abrir las heridas... unas heridas que todavía están abiertas porque hay mucha gente que todavía está esperando a enterrar a sus familiares», lamenta Ruiz.

En un país donde todavía hay palizas a gais, con nombres franquistas en las calles, con unas redes sociales llenas de insultos, Ángel Ruiz abandera la obra como una necesidad de señalar el camino a la libertad. «Por desgracia, a Miguel de Molina le seguirían tachando hoy de 'maricón' -se resigna-. Sigue habiendo en la sociedad un rechazo a la diferencia».

Describiéndola como obra de teatro en cuyo relato surgen las canciones del protagonista, Ángel Ruiz la pone en escena también como una reivindicación de la copla. «La copla también fue secuestrada y censurada por el régimen franquista y ha involucionado. Pero la copla surgió en el momento pre-republicano de una manera popular, de efervescencia y de vanguardias, que fue capitalizada por grandes intelectuales como Lorca, Manuel de Falla, Quiroga... Vieron que tenemos un género, coetáneo a la canción francesa y que tiene mucho que ver porque cuenta historias», asiente. Por ello, invita al público a adentrarse en la copla llena de poesía, en sus letras.

Las canciones aparecen en la obra como una parte más de la obra, del relato, apuntando al estado emocional que el personaje atraviesa en cada momento. De sus canciones, la productora acaba de editar un disco con doce de las más representativas de la carrera del coplista, del que pervive muy poca documentación.

Sobre escena, Ángel Ruiz se convierte en Miguel de Molina acompañado por el pianista César Belda. «A través de las canciones, que van al corazón, buscamos la conexión total con el público -describe-. Miguel de Molina no era ni un gran cantante ni un gran bailarín, pero era un artista completísimo que tenía un genio especial y una personalidad auténtica. Recrear ese carisma y hacer sentir lo que él hacía sentir han sido las grandes dificultades al meterme en su piel».

Rescatando el espectáculo de variedades de Molina, Ángel Ruiz confía en conectar y llegar en Alfaro a público de todas las edades.

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