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El láser en podología
SALUD / EL ESPECIALISTA

El láser en podología

La principal ventaja de la utilización de láser es que permite ser muy selectivo con el tejido

MARCOS VILLARES

Martes, 31 de enero 2017, 00:46

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logroño. El láser ha despertado gran interés entre los podólogos, principalmente por el tratamiento de la onicomicosis (hongos en las uñas) aunque existen otras aplicaciones en las clínicas podológicas.

Existen en nuestro cuerpo unos elementos (cromóforos) que absorben la luz, como el agua, la melanina o la hemoglobina. Hay que usar una longitud de onda específica para provocar un efecto en los tejidos, ya sea para hongos en las uñas o verrugas plantares. También hace falta una potencia suficiente y un aplicador específico según la zona que haya que cubrir.

La onicomicosis es una infección de las uñas causada principalmente por levaduras. Es una patología que afecta a mucha población y puede causar onicodistrofia o alteración del aspecto normal de las uñas. Es frecuente el cambio de color y engrosamiento, y llegan a quebrarse y desprenderse. El abordaje clásico de esta patología es el uso de antifúngicos por vía oral o tópicos. Debido a la toxicidad de los primeros o la relativa efectividad de los segundos, el láser se impone entre los podólogos.

El tratamiento de la onicomicosis se realiza por efecto térmico, elevando la temperatura de la zona donde se aloja el hongo. Los hongos son sensibles a las altas temperaturas, y al someterlos a un estrés térmico provocamos su eliminación, así como la de las esporas.

Esta terapia láser se basa en la actuación selectiva, destruyendo el foco y con un daño insignificante en los tejidos circundantes.

El calentamiento del tejido por encima de los 40ºC causa dolor y necrosis, por lo que es imprescindible emplear una emisión pulsada para que se disipe el calor.

La luz láser tiene la capacidad de penetrar en la uña y la piel y lleva el calor en profundidad. Para ello, tendremos que utilizar longitudes de onda con gran absorción para el agua de los tejidos dañados.

En la actualidad, combinamos tratamiento oral con tópico y láser ya que aumentamos el porcentaje de éxito del tratamiento.

El láser es una interesante herramienta para las verrugas plantares. Actúa, como en la onicomicosis, por termólisis selectiva. Se trabaja con potencias algo más altas, con un calentamiento más intenso para quemar el tejido.

Principales ventajas

La principal ventaja de la utilización de láser es que permite ser muy selectivo con el tejido que vamos a quemar, y en caso de trabajar con potencias bajas, provocar un menor daño en el paciente.

Para aumentar la efectividad del tratamiento es recomendable teñir de negro la zona sobre la que vayamos a realizar la aplicación del láser, para aumentar de esta forma la captación de la luz. Además será necesario nuevamente su aplicación con un cabezal que concentre la luz láser, para aumentar la densidad de energía.

El láser actúa mediante un proceso llamado fotobiomodulación, durante el cual los fotones de luz son absorbidos por la mitocondria de las células, acelerando el proceso de curación natural. La luz láser acelera el ciclo de Krebs, generándose un mayor número de moléculas de ATP (energía celular) así como de fibroblastos y colágeno.

El láser se emplea en fisioterapia desde hace más de 20 años, pero debido a la poca potencia que emitían los equipos (entre 0,5W y 1W) su uso quedó restringido a aplicaciones en patologías muy superficiales. Actualmente, existen el mercado láseres terapéuticos de más de 10W, lo que permite acortar tiempos de tratamiento y lograr una mayor penetración.

Cada vez es más frecuente la utilización por parte de los podólogos de herramientas terapéuticas, sobre todo en el campo de la podología deportiva, ya sean técnicas invasivas como la EPI-EPTE, ondas de choque, láser de alta potencia.

Su uso está indicado para procesos inflamatorios y tratamiento del dolor de tejidos blandos: fascitis plantar, espolón calcáneo, talalgias, edemas, esguinces, periostitis, bursitis.

Las longitudes de onda más frecuentes para la terapia física son 800 nm y 905 nm, ya que en ambos casos son longitudes de onda poco absorbidas por la melanina, hemoglobina y agua y con gran captación por la mitocondria de las células. Los equipos más modernos son capaces de emitir varias longitudes de onda de forma simultánea, combinando estas longitudes de onda terapéuticas con longitudes de onda más térmicas, principalmente 970 nm y 1.064 nm.

Para su correcta aplicación, además de la longitud de onda adecuada, es necesario emplear una pieza de mano específica que permita entregar la energía de forma menos concentrada que en el tratamiento térmico de la onicomicosis y los papilomas.

Terapia para el pie diabético

El pie diabético es otra de las aplicaciones en las que desde hace años más se ha utilizado el láser, y son frecuentes los estudios publicados que han demostrado su eficacia. La nueva generación de equipos láser, más compactos y potentes, facilita su aplicación frente a los láseres de cañón, y acorta notablemente el tiempo de tratamiento.

El láser actúa en los tejidos mediante un triple efecto, de mejora de la vascularización, de regeneración tisular y de efecto antibacteriano.

La vascularización se produce por un proceso de angiogénesis y por una dilatación de los vasos ya existentes. A mayor riego de sangre, más aporte de oxígeno y mejor cicatrización. Además, se favorece el proceso por el que el cuerpo se libera de los productos de desecho.

De la misma forma, en el tratamiento del dolor el láser estimula la creación de ATP y fibroblastos, y da al cuerpo una energía extra fundamental para regenerar el tejido.

Además de la cicatrización de úlceras y pie diabético, el láser se emplea en la cicatrización de procesos quirúrgicos, evitando que se cree tejido cicatrizal, fuente de dolor crónico.

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