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El proyecto cultural más atacado y querido por los franceses

FERNANDO ITURRIBARRIA

Domingo, 22 de enero 2017, 01:11

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Pocos proyectos culturales han sido más atacados. Hasta siete pleitos trataron de impedir su construcción en los tribunales. Giscard quiso cargárselo al llegar al Elíseo y Chirac, entonces primer ministro, tuvo que salvarlo. Lo llamaron Nuestra Señora de los Tubos, la Refinería, la Fábrica de Gas, el Pompidolium, supermercado de la cultura, verruga de vanguardia. Criticado por feo, obsceno, pretencioso, se tildó de sacrilegio urbanístico, herejía, y Cristo con dos pistolas en el alma de París.

Pero hoy el Pompidou se ha ganado el corazón de París y de los franceses. Su gran explanada es lugar de encuentros improbables, ágora de todas las inquietudes, foro de libertades rodeado por cines, bares y locales animadísimos. Su biblioteca pública es tan popular como selecto el restaurante del tejado. Beaubourg, como lo conocen los indígenas, es un emblema abierto a la ciudad y la vida.

Su éxito es una historia de amor a la francesa. El cariño ciudadano lo distingue y salvaguarda del desplome de visitantes de otros centros ante la psicosis terrorista. Por culpa de los atentados yihadistas la asistencia al Louvre y al palacio de Versalles cayó un 15% en 2016. La del Museo de Orsay un 13%. El Pompidou ganó un 9% de visitas el año pasado. Por octavo año consecutivo rebasó la barrera de los tres millones de entradas (3.335.509). El repunte obedece al tirón de las exposiciones dedicadas a Paul Klee y René Magritte. La del pintor alemán atrajo a 381.153 visitantes y la consagrada al surrealista belga, que se clausura el lunes, arrastra a una media de 6.000 personas al día. Su 40 cumpleaños se celebra en 40 ciudades francesas. El programa incluye 50 exposiciones y 15 espectáculos a lo largo del año en todo el país.

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