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Gustavo Dudamel dirige, ayer, a la Filarmónica de Viena en el tradicional Concierto de Año Nuevo. :: Dieter Nagl / afp
El estilo fresco y optimista de Dudamel encandila  al público vienés

El estilo fresco y optimista de Dudamel encandila al público vienés

El director venezolano incluyó en el repertorio la polka 'Pepita', donde las castañuelas acompañan a la melodía

WANDA RUDICH

Lunes, 2 de enero 2017, 00:35

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El venezolano Gustavo Dudamel se convirtió ayer, con 35 años, en el maestro más joven en dirigir el célebre Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, con un programa alegre y salpicado de novedosas sorpresas que entusiasmó al auditorio. El público de la Sala Dorada del Musikverein de Viena, en donde se pudo ver a la novia del artista, la actriz María Valverde, premió el estilo fresco y optimista del director de la Filarmónica de Los Ángeles (EE UU) y de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, con prolongados aplausos y ovaciones.

«Espero que nos vamos a divertir juntos, así que empecemos», dijo Dudamel en declaraciones transmitidas por la televisión pública austríaca ORF poco antes de iniciarse el evento televisado en directo a 93 países, según informa Efe.

El programa destacó por su optimismo y ritmo alegre, como lo reflejaron las polkas rápidas y despreocupadas 'So ängstlich sind wir nicht' (Tan miedosos no somos) o 'Winterlust' (Placer de invierno) de Johann Strauss hijo y padre, respectivamente. Entre las siete piezas que nunca antes habían sido interpretadas en este escenario, destacó la polka 'Pepita', donde las castañuelas acompañaron la melodía bella y juguetona que el llamado Rey del Vals, Johann Strauss hijo, compuso y dedicó a la bailarina española Pepita de Oliva (1830-1871), después de que ésta causara furor con su actuación en Viena en el verano de 1853.

El brío de la batuta del director marcó tanto la marcha 'Nechledil' de Franz Lehár, al inicio del evento, como la obligatoria 'Marcha Radetzky' de Johann Strauss padre, con la que los filarmónicos vieneses concluyen cada año este concierto, acompañados por las rítmicas palmas del público. La única excepción entre las alegres melodías fue la trascendente y misteriosa 'Mondaufgang' (Salida de Luna) de la ópera 'Die lustigen Weiber von Windsor', con las voces del coro Winer Singverein, de Otto Nicolai, uno de los fundadores de la orquesta vienesa.

Y con la polka 'Solo hay una ciudad imperial, solo hay una Viena' rindieron homenaje a la emperatriz María Teresa I de Austria con motivo de celebrarse en 2017 los 300 años de su nacimiento. Por supuesto, no pudo faltar el 'El Danubio Azul', considerado el segundo himno nacional de Austria.

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