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Un futuro sombrío y lejos de casa

Los encuestados por el Centro Reina Sofía opinan que deberán trabajar «de lo que sea» y que pueden depender de su familia económicamente

ÁLVARO SOTO

Jueves, 27 de octubre 2016, 00:41

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Los jóvenes españoles no tienen demasiadas esperanzas sobre un futuro laboral brillante. O por lo menos, un futuro laboral brillante en España. Más de la mitad de ellos cree que tendrá que emigrar al extranjero en los próximos dos años, según el estudio 'Jóvenes y empleo, desde su propia mirada', elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. Para el 4,3% de los jóvenes, salir al extranjero es la primera opción laboral, y más amplios son los grupos que emigrarían en caso de necesidad (32,8%), en caso de encontrar una buena oportunidad (24%) y finalmente, como último recurso (25%). Pero en general, los jóvenes opinan que marcharse fuera de España es «una condena», y no algo «especialmente atractivo», asegura el director técnico del Centro Reina Sofía, Eusebio Megías.

El informe, que se ha basado en entrevistas personales a 2.013 jóvenes de entre 16 y 29 años, confirma que este colectivo es uno de los que de forma más directa ha sufrido y sigue sufriendo los efectos de la crisis económicas. En conjunto, soportan una tasa de paro del 35,7%, casi 20 puntos más que la media, y cuando consiguen un empleo, suele ser precario y con baja remuneración. Por eso, casi la mitad (45%) asegura que tendrá menos oportunidades laborales que sus padres.

Los jóvenes tampoco piensan que sus futuros trabajos vayan a ser siempre acordes a su formación. Tres de cada cuatro consideran bastante o muy probable tener que trabajar de lo que sea y el 67% no descarta depender económicamente de su familia. En general, los jóvenes creen escasamente en sus posibilidades y aceptan resignados una pespectiva donde la inclusión laboral es de «mera supervivencia». La mitad de los jóvenes (49%) considera que las condiciones del empleo en España seguirán igual, mientras que el 32% opina que mejorarán y el 13% afirma que empeorarán. Lo más difícil, según los encuestados, será encontrar o mantener un trabajo que les guste (66%) y formar un hogar o una familia (63%). «La perspectiva de trabajo es muy sombría y el índice de paro en el colectivo es tremendo», apunta la socióloga Anna Martín, que desgranó los datos del estudio.

La preparación es otra de las brechas que separan a los jóvenes. Una de las conclusiones del estudio es que «las personas menos preparadas, las clases sociales con menos recursos, han sufrido una merma coyuntural en su calidad de vida y, sobre todo, un cercenamiento en sus expectativas que los condenan a la resignación, a la renuncia a superar la crisis y a una vida 'low cost'».

Los jóvenes siguen confiando «de manera abrumadora» en su formación como la mejor vía para encontrar trabajo: casi tres de cada cuatro la consideran una herramienta útil para su inserción laboral. Muchos menos (14,4%) declaran una confianza baja en el valor de los estudios como instrumento para encontrar empleo y apenas el 6,5% afirma directamente que no servirán para nada.

En cualquier caso, los jóvenes no tienen tan claro que la enseñanza superior sea el mejor camino para asegurarse un futuro desahogado. Según el informe, creen que la Formación Profesional es más útil que la universidad. En concreto, la suma de los que creen que los estudios universitarios son útiles para sumarse al mundo laboral apenas supera el 62%; los que piensan que solo es «regular» representan el 27,6% y son muy pocos los que opinan que «poco» o «nada».

Sin embargo, los porcentajes crecen cuando se habla de Formación Profesional. Entre quienes estudian o han estudiado FP, el 76,6% piensa que son estudios «muy» o «bastante» idóneos para prepararse para el mundo laboral.

Las administraciones

Los jóvenes distribuyen la culpa de su situación, y las administraciones se llevan la peor parte. Más de la mitad de los encuestados opina que las administraciones «no hacen nada» o «hacen, pero poco» y para ocho de cada diez, el papel de las instituciones públicas merece algún tipo de crítica.

El estudio subraya que esta visión negativa es mayor entre los jóvenes de mayor edad, entre los que sólo alcanzaron el nivel obligatorio de enseñanza, entre los que sólo trabajan, entre los pertenecen a la clase baja y a la media baja y entre los que están en paro.

La visión sobre las empresas es diversa y ante algunas preguntas, ambivalente. Los jóvenes perciben que las compañías buscan trabajadores con «conocimientos y formación» (39,6%), «iniciativa» (38,8%) y «capacidad de trabajo en equipo» (32%). También aseveran que las empresas quieren empleados «que acepten las condiciones laborales, sean las que sean» (29,3%), «capacidad de adaptación» (26,8%) y de «aprendizaje» (25,6%), «entusiasmo» (21,2%) y «obediencia» (20,1%).

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