Borrar

DON QUIJOTE DE LODOSA

JONÁS SAINZ CRÍTICA DE TEATRO

Lunes, 24 de octubre 2016, 23:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En un lugar de esta mancha, de cuyo nombre prefiero olvidarme, ya ha mucho tiempo que actuaba un cómico de los de la legua, barba antigua, bolsín flaco y algo soñador. Tenía el tal Cipriano el sobrenombre de Lodosa, frisaba su edad con los cincuenta y los ratos que estaba en paro, que eran los más del año, se daba a leer el cervantino libro de las quijoterías con tanta afición y gusto que se le pasaban las noches recitando de claro en claro y los días de pimiento en espárrago, y así, del poco dormir y del mucho soñar, se le alumbró el cerebro, de manera que vino a perder el juicio, que es ganar ingenio, y a dar en el más lúcido pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, y a fe mía que lo es, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república y la nuestra, hacerse cómico andante de la orden de Don Quijote, e irse por todo el mundo a desfacer agravios con las muchas luces del de la Triste Figura y las no pocas letras de Miguel de Cervantes en razón de la sinrazón que a mi razón se hace...

Y así, una velada, antes que fuese más noche oscura, se armó de valor, subió sobre el escenario y salió con grandísimo talento y alborozo al campo abierto del Bretón teatro. Y como si no hubieran pasado cuatro siglos por la manchega llanura, tan preñada o más de tuertos que enderezar, cabalgó sereno Don Cipriano lleno de la poesía y lleno del alma noble y justa del justísimo Quijote, de su voz única y de su propio aliento. Hizo repaso de los sabios consejos del alma y del cuerpo que le diera a su buen Sancho, mejor escudero a la vihuela que a otros menesteres, renombró la hermosura de su dueña Dulcinea, y narró su última aventura, su derrota postrera frente al de la Blanca Luna, hasta dar, recobrando al punto la cordura de Don Alonso el bueno y la nuestra locura, en morir al fin. Y así nos dejó en lágrima viva. Y pues vale, bien que lo vale.

Por ventura de Lodosa se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Y aún hay sitio en su montura.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios