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'El jardín de las delicias', en su nuevo emplazamiento. :: EFE
El Bosco se divorcia de Bruegel y Patinir y estrena sala propia en el Prado

El Bosco se divorcia de Bruegel y Patinir y estrena sala propia en el Prado

El museo equipara al genio flamenco con otros grandes maestros como Velázquez, Goya, El Greco, Tiziano o Rubens

MIGUEL LORENCI

Sábado, 1 de octubre 2016, 01:18

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Madrid. Durante décadas, la pintura del Bosco convivió felizmente con la de Patinir y Pieter Bruegel el Viejo en la misma sala del Museo del Prado. Pero el torbellino de la exposición dedicada al Bosco en su quinto centenario -con casi 600.000 visitas, la más vista en la historia del museo- aconsejó nuevas fórmulas para exponer, disfrutar y reivindicar a uno de los grades activos del museo y facilitar un divorcio feliz que ya se ha producido.

Desde hoy las seis obras del Bosco que atesora el Prado brillan en la sala la 56 A, dedicada en exclusiva al genio flamenco. En otra sala contigua seguirán compartiendo espacio los también geniales Joachim Patinir y Bruegel, que ganan visibilidad liberados de la larga sombra de su insigne colega Jheronimus van Aeken, El Bosco (1450-1516).

El genio flamenco, uno de los pilares del Prado, tiene al fin su espacio exclusivo, un privilegio del que solo disfrutan Tiziano, Rubens, Velázquez, Goya, Ribera o el Greco. Una sala que hará las delicias de los espectadores que se extasían ante las tablas del Bosco «y que les permitirá además descubrir a Patinir y Bruegel, que ganan visibilidad, ya que el espectador los dejaba de lado y apenas les prestaban atención ante el poderío y el atractivo del Bosco», según reconoce Miguel Falomir, director adjunto de la pinacoteca.

«Hemos aprovechado la experiencia y las enseñanzas de la exposición más vista en la historia del museo», reconoce Falomir. En esa exitosa muestra ya se dispusieron los trípticos del Bosco sobre isletas que permitían rodearlos y contemplar su parte trasera, disposición que se repite en la nueva instalación. 'El jardín de las delicias', la obra a la que más tiempo dedican los visitantes del Prado, se enseñorea de nuevo en este espacio alzada en un podio en el centro de la sala, lo que permite ver también su envés. Es la estrella de la sala junto a la 'Mesa de los pecados capitales', 'Adoración de los magos', el 'Carro de heno', 'Las tentaciones de san Antonio Abad' -en el original del Bosco y en una obra de taller- , 'La extracción de la piedra de la locura' y el anónimo 'Paisaje infernal'.

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