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La Habana para infantes disfuncionales

El actor Jorge Perugorría encarna al sabueso caribeño, acompañado de una Juana Acosta con la que mantiene una tórrida relación sexual

ANTONIO PANIAGUA

Miércoles, 28 de septiembre 2016, 01:06

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Por fin las andanzas del detective Mario Conde visitan el cine. El sabueso tragaldabas, bebedor, lector empedernido y escritor frustrado se enfrenta a un caso peliagudo: el asesinato de una profesora de instituto metida en drogas. 'Vientos de la Habana', dirigida por Félix Viscarret, es un 'thriller' con una dimensión social. Está basado en una novela de Leonardo Padura, 'Vientos de Cuaresma'. En La Habana comunista e inmune a la drogadicción devastadora de Occidente, aparece una bolsita de metanfetaminas en un centro preuniversitario. Algo insólito en un país donde las sustancias prohibidas se asociaban a la corrupción del Occidente capitalista. Quizá por eso las novelas de Padura no sean del agrado de las autoridades de la isla. ¿Son historias incómodas? «Posiblemente sí», admite el narrador.

Sean o no molestas las novelas de Padura, lo cierto es que las obras del detective caribeño son devoradas tanto por lectores españoles como cubanos. En la película, un Mario Conde encarnado por Jorge Perugorría se enamora hasta las cachas de una mujer de belleza arrebatadora, la típica 'femme fatale'. Ella es Karina, una mujer pelirroja que ama el jazz y toca el saxofón, a quien da vida Juana Acosta. La cinta está trufada de un erotismo estilizado y de escenas de sensualidad turbadora. Acosta enerva al espectador cuando, desnuda, toca el saxo para extraer sonidos cálidos y graves. «Siempre estas escenas generan nervios y un poco de angustia. Pero si sé que todo va a estar cuidado, como ha sucedido con la hermosísima fotografía de Pedro J. Márquez, estoy tranquila. Félix es un director muy delicado, con muchísima sensibilidad y talento. Me sentí muy cuidada y arropada también por Jorge. Imposible no contar las cosas de otra forma, porque lo que sucede entre ellos es muy carnal. La verdad, lo encaré con madurez y profesionalidad», dice Acosta.

La actriz hispano-colombiana ensayó el acento cubano con denuedo junto una profesora. Sale airosa del desafío. Le ha salido un trabajo «fino, no de brocha gorda». Acosta es toda una experta en eso de empaparse de con la música de lenguas ajenas. «Desde hace bastantes años trabajo con el acento castellano aquí en España. Con el personaje de Yoyes, que interpreté en 'Santuario' -una producción francesa para la pequeña pantalla- puse acento vasco. Me gusta entrar en otros códigos. A mi hijo le leo cuentos para trabajar el español de aquí».

La Habana aparece retratada desde el aire con su hermosa estampa costrosa y tintada de negrura. «Son planos muy hermosos e inquietantes», argumenta Jorge Perugorría, a quien todos en La Habana llaman Pichi porque su nombre vasco es casi impronunciable para los cubanos. «Esas tomas muestran un mundo que induce a pensar que ahí abajo puede pasar cualquier cosa. Enseña esa arquitectura decadente que al final resulta encantadora, como Conde».

El actor, que desde 'Fresa y chocolate' (1993) es una cara conocida para los espectadores españoles, piensa que el detective con nombre de banquero delincuente «es probablemente el personaje más querido de la literatura cubana contemporánea». «Son muchos los lectores que desde hace 25 años siguen las aventuras de Conde. Tiene los mejores ingredientes del género. Conde, además, es caótico, desastroso y un perdedor, pero por otro lado es entrañable por muchas cosas, por la vocación por la literatura y por su gran sentido de la amistad».

'Vientos de La Habana' es la primera entrega de la tetralogía novelística 'Las cuatro estaciones' y la única que se exhibirá en cines. Los otros tres filmes, junto con el que se estrena el viernes, los emitirá TVE como serie de cuatro capítulos. Las secuencias que se desarrollan en un centro policial han sido rodadas en un plató de Tenerife, pero el 98% de las imágenes discurren en La Habana. «El espectador quedará intrigado por todos los matices, recovecos y misterios de esta ciudad tan rica», dice Félix Viscarret.

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