Borrar
Cortada, Balaguer y Viyuela, es decir, Robles, Domi y Olmos reciben instrucciones ante el bar de la estación, esto es, ante el cuartel ficticio, ayer, en Ezcaray. :: j. c. p.
Café y fardelejos con Olmos y Robles

Café y fardelejos con Olmos y Robles

El rodaje, que implica a más de sesenta de profesionales, se desarrollará en diversas localizaciones de la villa hasta el próximo viernes

J. C. PEINADO

Miércoles, 7 de septiembre 2016, 00:09

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Pepe Viyuela y Asunción Balaguer o, ¡perdón!, Domi y Olmos están sentados en una mesita, a la fresca. Se han regalado un refrigerio autonómico por antonomasia: café con leche y fardelejos. Conversan sobre cuestiones claves para el desarrollo de la trama que, por imperativo ético, no deberían formar parte del presente artículo. La escena, no obstante, aclara al observador dos cuestiones de índole cuantitativa. La primera es la cantidad de refrescos que puede consumir un equipo de rodaje. La segunda es el elevado número de profesionales implicados en el mismo.

Una sesentena larga de profesionales, con los actores Pepe Viyuela, Rubén Cortada y Asunción Balaguer a la cabeza, desembarcó el lunes en Ezcaray con un objetivo: concluir la grabación de exteriores de la segunda temporada de la serie Olmos y Robles, producida por RTVE en colaboración con 100 Balas. La encomienda, de acuerdo a las previsiones, se prolongará hasta el viernes. Entretanto cualquier vecino o visitante de Ezcaray es susceptible de convertirse en improvisado figurante a la voz de 'motor, silencio por favor, estamos grabando... y acción'.

El equipo de rodaje estuvo grabando el lunes en las cercanías de la aldea de Turza y, ayer, en la calle Academia Militar, localización del Hostal de Cata, y frente a la antigua estación de ferrocarril, es decir, el cuartel ficticio de la Guardia Civil.

Los vecinos, por cierto, alcanzada ya la cuarta visita del equipo, conviven sin sobresaltos con el rodaje. Ayer, por ejemplo, al tiempo que Olmos y Robles centraban su atención en un vehículo sospechoso, un grupo de observadores, incluidos los ocupantes de una terraza próxima, seguía la escena con atención. En un momento dado, como la terraza entraba en la toma, el equipo solicitó a los clientes que no miraran a la cámara. Y, cañita en mano, que ya no era hora para fardelejos, figuraron casi tan bien como lo hicieran Viyuela y Balaguer a primera hora.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios