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FARDAR

«Llapisera vestía de frac, pero era cómico taurino muy bueno. Pues eso»

JUAN CRUZ GASTÓN

Domingo, 3 de julio 2016, 00:03

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Cuando era un joven estudiante la palabra 'fardar' la utilizábamos para aplicarla a los que tenían gusto en el vestir conjuntados y que, por supuesto, cambiaban de atuendo varias veces por semana. «Como fardan Juan y Carlos», dos amiguetes de cuadrilla. Incluso les tomábamos el pelo por sus repeinados a raya, sobre todo yo que tenía (y por fortuna, tengo) un pelo muy fino que cuando hace un mínimo de aire se va para todos los lados. En el mundo del toro hay muchos 'fardones', pero no es lo mismo que en los años cuarenta, cincuenta y sesenta; porque ya en el setenta los toreros, cuando vestían de calle, no decías aquello que en mi juventud: 'Mira ahí va un torero'. Los tiempos cambian y también las costumbres cuando se hacen viejas. Por poner algunos ejemplos.

De chiquillo me llevaba mi abuelo Rufino a los toros. Tengo algunos recuerdos que no se han borrado de mi memoria, ver un par de caballos muertos en la arena, porque los petos de los años treinta nada tenían que ver con los actuales. Todo sea en beneficio del espectáculo porque no es nada agradable ver un equino muerto por asta de toro.

Alguna variación en los vestidos de torear he visto, pero lo cierto es que los ternos de luces han variado muy poco, los bordados, las hombreras, los fajines y cosas sin importancia. Los toreros tienen dos formas de vestirse de torero, el de luces, anacrónico si no fuera por la liturgia del toreo, y el traje corto o campero, que por cierto el de gala con chaquetilla y buen sombrero es elegante y muy personal, preciosos y distinguidos. Ahí queda el detalle de Manuel Rodríguez 'Manolete' en su homenaje del Lhardy en los años cuarenta: todos con esmoquin y el torero vestido de corto, causando sensación por su majestuosidad, que la tenía, y su elegancia ante la 'crême de la crême' madrileña. Viene este comentario al caso recientemente visto en la plaza de toros francesa de Istres teniendo como protagonista a una gran figura del toreo, para mí un poco rebajada por el detalle poco torero, con perdón, de cambiarse el vestido de torero por un esmoquin para matar los dos últimos toros de los seis que pasaportó cortando un montón de orejas.

Los buzos tiene un traje adecuado a su profesión, los bomberos también, los militares ídem y los toreros también lo tienen: dos, el de luces para las corridas y el de corto para festivales y tientas. Dicen que el vestido o traje de torero tiene querencias a lo femenino. No lo sé, lo que sí sé es que durante más de 200 años los novilleros y matadores han ido vestidos de luces, muy ceñidos por el riesgo de la profesión (antes fueron vestidos con taleguillas de piel de gamo y ahora de seda). Ponce para un servidor rompió, por una tarde, el ritual, la liturgia de la fiesta de toros. Creo que hizo un flaco favor a la fiesta queriendo engrandecerla. Llapisera vestía de frac, pero era cómico taurino muy bueno. Pues eso.

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