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JUAN CRUZ GASTÓN
Domingo, 29 de mayo 2016, 00:16
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Siempre he confesado ser un enamorado' de la casta Santa Coloma y más concretamente de los Buendía, que a partir de los ochenta empezaron su declive hasta quedar fuera del circuito. Ciertamente quedan grupos aislados de toros descendientes de don Joaquín Buendía. Los toros del Jaral son testimonio vivo. Hace unos días se lidiaron en la Monumental de las Ventas cuatro de este hierro, desciendentes directos de mi exhierro preferido. Ni buenos ni malos, pero muy por debajo de aquella casta que demostraban cantidad de veces en los ruedos. Quise ver un atisbo de aquellas peleas en los tres tercios, Aragón Cancela, ganadero y exmatador era un enamorado de aquellos menudos toros que sabían lo que se dejaban atrás y que tantos triunfos dieran a Paco Camino, aquel gran torero que llegó hasta donde quiso y se quedó sin llegar a lo que pudo.
Estas líneas me sirven de entrada para destacar unos erales lidiados en Santo Domingo de la Calzada del ganadero riojano Carlos Lumbreras, al que, de seguir su camino, le tendremos que poner el don delante. Presencia, casta, bravura y también nobleza, características a destacar en los novillos que se crían en Villamediana de Iregua. Enhorabuena. Me gustaría ver un vídeo del juego de los bravos novillos de un ganadero riojano, de Lardero, como sus ancestros.
Valor de ley es el titular de este artículo, ese valor tan necesario para ser torero. Lo estamos viendo por la tele en los festejos de la feria de San Isidro en matadores y novilleros con varios heridos de consideración. Pasan los días, en la mente quedan recuerdos, concretamente eso me sucede a mí, que no tengo una memoria, ni siquiera regular, pero quiero destacar en una sola tarde en la que alternaban Talavante y el nuevo fenómeno, que habrá que calibrar cuando pasen unas cuantas corridas, pero que ha irrumpido como si en dos meses fuera una figuras consagrada. Me refiero a Roca Rey, con su carrera meteórica, metido en todas las ferias importantes. El caso que me ocupa: Talavante cortó una oreja: valor de ley, Roca Rey, dos con salida a hombros, espectacular por la puerta grande. Estaba viendo la corrida en casa, solito, como me gusta hacerlo. Lo de las dos orejas me pareció increíble en la primera plaza del mundo, como me pareció rácana la oreja a Talavante ante un toro fiero, con malas intenciones, se la jugó el extremeño, el de las muñecas prodigiosas, seda unas veces ante el pastueño y látigo en el fiero.
Las Ventas tiene sus 'caprichos' y ,a veces, en el pecado lleva su penitencia. Dos días después de aquello volvió a torear Roca Rey y Madrid le midió de otra forma. Lo que tanto alboroto supuso en su primera corrida (mucho capote a la espalda, muchos adornos mezclados con el buen toreo), se lo protestaron aquellos que le habían dado el triunfo. Justicia o injusticia. Llegará Roca Rey, ojalá que sí.
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