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'Lavabo y espejo', obra de Antonio López.
Los siete magníficos del realismo español

Los siete magníficos del realismo español

El museo Thyssen reivindica con una muestra histórica a los maestros de la pintura realista, con Antonio López a la cabeza

Miguel Lorenci

Sábado, 6 de febrero 2016, 08:15

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Nunca fueron un grupo, porque jamás compartieron un programa. Sí amistad, formación, solidaridad, ausencia de narcisismo y un lenguaje pictórico conectado con la mejor tradición. La realidad es el credo de los siete grandes pintores cuya trayectoria repasa ahora el Museo Thyssen en una muestra para la historia: 'Realistas de Madrid'. Recorre seis décadas de la fructífera andadura de estos siete magníficos del realismo. Una generación prodigiosa y aún activa que no sucumbió a ninguna moda, que resistió con firmeza al tsunami informalista de los 60 y los 70, y al narcisismo que exacerbó la movida en los 80.

La encabeza, desde la modestia y el reconocimiento unánime de sus colegas, Antonio López García (Tomelloso, Ciudad Real, 1936). Es el jefe a su pesar. Y el único a quien el Thyssen había dedicado ya una retrospectiva. Fue en 2011 y con récord de asistencia, dejando claro que el público ha apreciado y disfrutado siempre de la obra de este mago del realismo.

«Jamás quiso ser el jefe de la banda, pero lo es por méritos propios», dice otro de los siete grandes, el escultor Julio López Hernández (Madrid, 1930), que repasa su carrera junto a compañeros de viaje como su hermano Francisco (Madrid, 1932); la mujer de éste, la también pintora Isabel Quintanilla (Madrid, 1938); y María Moreno (Madrid, 1933), esposa de Antonio López. Todos activos, muestran su obra junto a la de las ausentes: la mujer de Julio, la pintora Esperanza Parada (San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1928-Madrid, 2011): y Amalia Avia (Santa Cruz de la Zarza, Toledo, 1930-Madrid, 2011), esposa del llorado Lucio Muñoz.

«No nos hemos sentido ni incomprendidos ni marginados. Yo, y creo que todos, hemos hecho nuestro trabajo con voluntad y plena libertad, aunque es cierto que hemos sobrevivido a muchas cosas y que no ha sido fácil» resume López. «Reunir nuestra obra en EL Thyssen y en una muestra como esta le dota de una solemnidad y un peso determinantes», dice de una exposición «que recrea un viaje que comenzó en 1955».

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