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Derechazo de Urdiales en la Monumental de México.
Diego Urdiales impacta con su lentitud en México

Diego Urdiales impacta con su lentitud en México

El torero de Arnedo cuaja una de las mejores faenas de su vida en Insurgentes y pierde la puerta grande por la espada

Pablo García Mancha

Lunes, 16 de noviembre 2015, 09:33

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Diego Urdiales se metió en un segundo en el corazón de los aficionados de la Monumental de México. El primer esbozo por el capote fue asombroso por su lentitud; instantes después había realizado la faena de su vida al toro 'Personaje', de Bernaldo de Quirós, bello de hechuras, recogido de cuerna, y que cuando nadie lo esperaba por la desigualdad de su comportamiento en los primeros tercios, comenzó a descolgar y a embestir con ese ritmo sedoso y caminador de los Saltillos mexicanos.

Tomó Urdiales la muleta con la mano derecha y aquello comenzó a brotar con una lentitud pasmosa. La figura vertical, asiento absoluto, y el toreo perseguido por los bajos; cuanto más arrastraba el toro el morro por el redondel mexicano, más largo toreaba Diego, con más empaque, con más lentitud. El toreo explicado por el tiempo que le costaba pasar al toro de una cadera a la otra, como si nunca se fuera a terminar cada lance, como si el tiempo estuviera detenido en el fondo del embudo de Insurgentes.

La faena siguió por la derecha con la sensación única de un toreo realmente descubierto ahora por los aficionados y periodistas mexicanos, como Heriberto Murrieta en 'El Universal': "¿Por qué no ha venido antes?. Ésa es la pregunta que nos hacemos al disfrutar la soberbia faena que el riojano Diego Urdiales realizó con el magnífico toro de su confirmación de alternativa; ayer ante una aceptable entrada en la Monumental México".

Y después llegó la segunda parte del trasteo, ahora al natural, donde volvió a entusiasmar al respetable en varias series realmente extraordinarias: "Con el capote toreó a placer a la verónica y con la muleta orquestó una faena que desde el primer muletazo hasta el último rayó en la perfección, terminó fundido a la calidad del toro que fue una carretilla y ante el término abandonado toreo con lentitud y con la mano muy baja para dirigir así un coro de olés largos y sentidos", tal y como relata Carlos Yarza en la sección de Deportes de 'Televisa'.

Faenón el que estaba esculpiendo Urdiales que tuvo una coda por bajo memorable, con un fajo de muletazos genuflexos inacabables. La México rugió con esa manera tan especial que tiene el coso de Insurgentes de corear el toreo. Y es que hacía mucho tiempo que nadie había formado un lío tan colosal en el ruedo de la capital.

La espada se le atravesó a Urdiales, que dejó media estocada caída. La sensación es que la faena era de dos orejas clarísimas. "Muletazos suaves con la cintura rota donde puso de cabeza esta monumental plaza que se encuentra celebrando sus 70 años . Toreó con mucha profundidad y en cámara lenta. Perdió las orejas por sus fallas con el acero pero dio una ovacionada y entregada vuelta al ruedo", como escribió Octavio X. Lagune en la Agencia EFE.

Segundo toro

El segundo toro se rajó demasiado pronto y aque dejó varias series buenas por el pitón derecho, la faena acabó diluyendose.

En Aplausos relatan así su actuación: Diego Urdiales cuajó una gran faena en su confirmación de alternativa. El toro, que atendía al nombre de Personaje, permitió al riojano poner de manifiesto toda su tauromaquia. Brindó la faena por París y por la libertad. Faena grande en la que toreó de forma sensacional sobre la diestra. Encajado, reunido, templado. Naturalidad y expresión en el toreo del de Arnedo. Perfecta la colocación e impecable el trazo de los muletazos. El de Quirós, aunque algo tardo, tuvo calidad y duración. Al natural mantuvo el nivel la labor, los muletazos surgieron largos, despaciosos, enganchados adelante y rematados atrás. Hubo torería y gusto. Bonito el final con la pierna flexionada. Tuvo el triunfo en las manos pero pinchó en la suerte suprema, esfumándose las orejas, y dando una vuelta al ruedo tras una obra rotunda.

En Mundotoro: Diego Urdiales confirmó alternativa con un toro parado de salida, al que recogió con lances a la verónica con temple, gusto y suavidad. Tras la ceremonia, brindó ante los micrófonos de la televisión a Francia, por los atentados sufridos. Después de los dos primeros muletazos de tanteo, ligó una serie de derechazos que levantaron los primeros olés en la plaza. Le siguió otra tanda con la misma solidez, antes de pasarse a la muleta a la izquierda para instrumentar naturales largos, con menos ligazón pero mucha templanza y naturalidad. La embestida del animal, humillada y con calidad sirvió para aumentar la conexión con el público que fue inmediata. Los últimos muletazos surgieron a cámara lenta y con profundidad, para después finalizar con doblones.

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