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El papa Francisco llega, ayer, a la basílica de San Pedro para el inicio del sínodo. :: ALESSANDRO BIANCHI / reuters
El Papa exhorta a los fieles a defender los valores tradicionales

El Papa exhorta a los fieles a defender los valores tradicionales

Francisco asegura que el matrimonio es «indisoluble» ante 400 cardenales y obispos participantes en el Sínodo Ordinario de la Familia

D R. / AFP

Lunes, 5 de octubre 2015, 01:12

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La familia tradicional fue el eje de la homilía que el papa Francisco ofreció para inaugurar el Sínodo Ordinario para la Familia que durante tres semanas se celebrará en el Vaticano y que abordará temas espinosos como el papel de los divorciados y las mujeres en el seno de la Iglesia o el de los homosexuales. Precisamente Francisco habló -y mucho- sobre la indivisibilidad del matrimonio, condenó el divorcio y recordó que la unión marital solo se compone de un hombre y una mujer. Puede ser que el padre Krysztof Olaf Charamsa, miembro hasta el sábado de la Congregación para la Doctrina de la Fe -la otrora Inqusición-, anunciara el sábado su homosexualidad y presentara en público a su pareja, solo ayudara al ocupante del trono de Pedro a recalcar su discurso ante los 400 cardenales y obispos de todo el mundo con ocasión de segundo sínodo de la familia en un año.

El Papa reconoció que la Iglesia debe defender los valores tradicionales en un «contexto social y matrimonial bastante difícil», recalcó. A los prelados instó a «busca y sanar a las parejas heridas con el aceite de la misericordia», un principio básico de su pontificado. En su discurso, el Papa defendió con tono claro y severo la doctrina sobre la familia y citó textos de sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, como guías del debate. Afirmó que el «amor duradero, fiel recto, fértil, que es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado» y asegura que el «sueño de Dios», es «la unión de amor entre hombre y mujer», principio que repitió en varias ocasiones.

Asimismo hizo hincapié, en alusión al sector más conservador dentro de la Iglesia católica y a aquellos prelados que debatirán sobre el papel de los divorciados católicos y vueltos a casar, que para la iglesia, el matrimonio ante Dios es «indisoluble». Francisco reiteró que «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre», citando el evangelio de san Marcos.

«Es una exhortación a los creyentes a superar toda forma de individualismo y de legalismo, que esconde un mezquino egoísmo y el miedo de aceptar el significado autentico de la pareja y de la sexualidad humana en el plan de Dios», dijo. La homilía del Papa «busca el equilibrio entre tentaciones opuestas», entre «la rigidez hostil de los tradicionalistas» y la «bondad destructiva de los progresistas que venda las heridas en vez de curarlas», estimó para Il Corriere della Sera el vaticanista Gian Guido Vecchi.

Heridas

Ante un contexto social y moral tan «difícil», como adelantó, Francisco invitó a la Iglesia de nuestros días a «no olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida». Una invitación que lanza desde el inicio del pontificado en marzo del 2013. Al hombre moderno, que sufre «el drama de la soledad», a los refugiados, a los jóvenes, a las víctimas de la cultura del 'descarte', al hombre «atraído por los placeres de la carne», el Papa promete la ayuda de la Iglesia. «Vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser 'hospital de campo', con las puertas abiertas para acoger a quien llama pidiendo ayuda y apoyo; de salir del propio recinto hacia los demás con amor verdadero, para caminar con la humanidad herida, para incluirla y conducirla a la fuente de la salvación», dijo.

«La Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera», concluyó el Papa. Ahora, durante tres semanas, 270 obispos, cardenales, religiosos y párrocos abordarán todas las cuestiones que rodean el ámbito familiar. La gran mayoría (107) proceden de Europa, seguida de América (64), África (54), Asia (36) y Oceanía (9). También participarán en este encuentro catorce representantes de otras religiones.

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