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J. LUIS ÁLVAREZ
Miércoles, 2 de septiembre 2015, 00:42
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Los sacerdotes podrán absolver «el pecado del aborto» durante el Año Jubilar «a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón». El papa Francisco hizo ayer este anuncio en una carta dirigida al presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, responsable del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que tendrá lugar entre el próximo 8 de diciembre y el 20 de noviembre de 2016.
Después de dar a conocer su postura sobre los homosexuales o los divorciados, Francisco vuelve a sorprender con el aborto, «un drama» que algunos viven «con una consciencia superficial» y otros «como una derrota», dado que «consideran no tener otro camino por donde ir». «Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión», asegura Francisco que califica la interrupción del embarazo como «un drama existencial y moral».
Recuerda que a lo largo de su experiencia pastoral encontró «a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza». El Papa afirma que el perdón de Dios «no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al sacramento de la confesión para obtener la reconciliación con el Padre». De este modo, siguiendo la misericordia que se promueve en el Jubileo, Francisco anuncia que concede a «todos los sacerdotes» la facultad de absolver del «pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón».
Presos y enfermos
La misiva explica que la indulgencia plenaria durante el Jubileo se obtiene bien por la peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, o bien en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias jubilares. Sin embargo, Francisco no se olvida de todos aquellos que no pueden peregrinar, como son los presos, los enfermos o los minusválidos. Respecto a los reclusos el Papa refiere que el Jubileo «siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía» para quienes «incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta». Estas personas podrán ganar la indulgencia «cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa».
Respecto a los ancianos, enfermos o minusválidos, el santo padre asegura que «para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor». Estas personas alcanzarán la indulgencia «recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación».
Otra de las novedades en las indulgencias para este Año Santo está en la concesión del perdón a los difuntos, lo que se alcanza rezando por ellos para que «el Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos». Además, pese al cisma abierto en 1988 por monseñor Marcel Lefevre, el Papa también concede la posibilidad del perdón a los fieles que confiesen con los sacerdotes de la Fraternidad san Pío X.
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