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Arsenio Muñoz, ayer junto al fósil del rinoceronte. :: e.p.
«Tenemos a la vista 120 millones de años de historia geológica de la cuenca»

«Tenemos a la vista 120 millones de años de historia geológica de la cuenca»

Tras 26 años estudiando la cuenca de Villarroya, el profesor gravaleño fue quien advirtió de la existencia del fósil que ha aparecido en Muro

ERNESTO PASCUAL

Lunes, 6 de julio 2015, 23:45

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Veintiséis años estudiando la zona permiten que el geólogo gravaleño Arsenio Muñoz Jiménez prácticamente vea a través de sus tierras. Ese conocimiento llevó a este profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza a advertir de la posibilidad de que hubiera un gran mamífero a un lado de la carretera a Cornago. Así era. Ahí ha aparecido el único ejemplar completo de 'Stephanorhinus etruscus' del registro fósil español, una joya para la paleontología nacional.

- La gente normal ve un talud al margen de la carretera. Usted vislumbró la pista hacia este hallazgo. ¿Qué le llamó la atención?

- Surgían dos piezas redondas, que parecían piedras. Pero eran la parte de atrás de un fémur y la delantera del de la otra pata. El 17 de octubre vine con veinte de mis alumnos de 4º de carrera. Como siempre, lo primero que hice fue acercarme a la roca porque siempre ves cosas nuevas. Al principio me parecieron piezas de sílex, pero eso es difícil porque no se da en esta zona. Al acercarme comprobé que eran dos huesos de un macromamífero, y así se lo comenté a los alumnos.

- ¿Cómo actuó a partir de ahí?

- En cuanto volví a casa, llamé a César Laplana, del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, el paleontólogo que se encarga de estudiar yacimientos en esta zona. Le informé de lo visto y de mi sospecha de que el esqueleto estuviese completo porque yacía en la que era la zona más profunda de la laguna que había aquí en el Plioceno, hace 3,2 millones de años. Avisó al día siguiente a Patrimonio. En una semana estaban viendo los huesos y autorizaron la excavación.

- ¿Desde el primer momento intuyó que el fósil estaba completo?

- Sí, porque había dos huesos en el mismo nivel, inclinados igual que las capas geológicas. Tenían que ser las dos patas de un mismo ejemplar. La confirmación la tuvimos un mes después con la primera excavación a cargo de la paleontóloga María Elena Nicolás, que vio que el nivel y los huesos seguían hacia el interior.

- Lo habitual en esta zona, como en el yacimiento de la Horna, era encontrar fragmentos, nunca un ejemplar completo.

- Así es, y es lo que hemos muestreado para estudiar la microfauna. En una campaña en los años 90 nos llevamos 3.000 kilos de tierra...

- ¿Qué tiene esta zona de Villarroya, Muro de Aguas o Cornago para aportar tanto al conocimiento?

- Sus rocas son más favorables para la conservación de restos fósiles. No sólo han aparecido huesos de rinoceronte, sino también ostrácodos, caráceas -algas-, diatomeas... El material fino unido a ausencia de oxígeno es sinónimo de buena conservación. En la Horna, aunque es un ambiente oxidante, se han conservado porque, probablemente, es la salida de un barranco que acumulaba restos de animales que morían, y después, sufrieron el ataque de los carroñeros y, por ello, no se conservan completos.

-¿Por qué ha aparecido en este punto un fósil completo de rinoceronte -a falta de confirmación por estudio más profundo, un 'Stephanorhinus etruscus'-?

-Este ejemplar probablemente murió en la orilla del lago que había en esta zona hace 3,2 millones de años. Pero el posterior movimiento de la falla llevó a la profundidad el punto donde se encontraba, enterrándolo en una zona anóxica, falta de oxígeno, lo que ha permitido su mineralización.

-Dado que usted no es paleontólogo y no le corresponde su estudio, ¿qué le supone este hallazgo?

-Es un valor más añadido a todos los estudios que se han hecho de la cuenca desde todos los puntos de vista. Mi especialidad es la estratigrafía, por lo que el hallazgo del fósil es algo tangencial. Yo me centro en el estudio de las rocas y de por qué se formó aquí una cuenca, por qué se rellenó así... Esta zona es algo más que el yacimiento de la Horna. Todo está relacionado con el movimiento de la falla que la recorre. Estudio el movimiento de la falla, cómo se formó el lago, cómo evolucionó después hacia un abanico aluvial... Aunque mi primera publicación al respecto es de 1989, mi padre me metió el gusanillo de la Geología y vengo a esta zona desde niño.

- Para usted, esta zona es un aula abierta al conocimiento.

- Sí, porque expone a la vista toda la historia geológica de una cuenca sedentaria, desde que se forma hasta que se colmata con la reducción de actividad de la falla. Es casi en tamaño bolsillo, en la que se puede estudiar y es muy agradecida porque las rocas están muy expuestas. La carretera corta toda la serie de la cuenca y puedes seguirla desde el Cretácico inferior en su parte baja, pasando por el Plioceno, los 3,3 millones de años -donde se ha hallado el rinoceronte-. Tenemos 120 millones de años etapa por etapa a medida que vas ascendiendo. Además, puedes ver la falla, algo inusual, pues las fallas quedan cubiertas por la meteorización y la erosión. Además, los minuciosos y estudios de años en paleomagnetismo nos han permitido poner edad a cada roca de la cuenca, de cada zona de lo que era el lago. Así, hemos conseguido tener toda la escala temporal muy fiable. Y, dado el estrato en el que ha aparecido el rinoceronte, apuntar que es de 3,2 millones de años.

- Si se siguiese excavando esta zona hacia el interior del talud...

- Puede haber todo tipo de animales. Sabemos que hay fósiles de micro, puede haber más de macro como el rinoceronte, está lleno de peces... Es posible seguir avanzando, pero es difícil cuando no tienes constancia de que pueda haber algo.

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