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'El duende mal pensante' recoge los aforismos dispersos de José Bergamín

A. PANIAGUA

Sábado, 23 de mayo 2015, 01:27

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El aforismo goza de buena salud. El arte de la brevedad triunfa frente a las «construcciones de mazacote» de las que abominaba Gómez de la Serna. Al auge de la sentencia breve y doctrinal ha contribuido internet, aunque el género ya tenía buenos e insignes seguidores en el siglo pasado, como Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Eugenio d' Ors o José Bergamín, quien precisamente se dio a conocer con un libro perteneciente a este género. La editorial Cuadernos del Vigía acaba de publicar 'El duende mal pensante', que recopila los aforismos dispersos que Bergamín había publicado en diarios y revistas pero que nunca se animó a reunir en un libro.

Algunos aforismos recogidos en el libro datan de 1924, mientras que los más recientes fueron escritos durante los tres últimos años que vivió el escritor en el País Vasco, de 1981 a 1983, año de su muerte, según destaca el compilador y prologuista del volumen, el profesor Gonzalo Penalva Candela.

Para Bergamín, el aforismo no era un medio expresivo más, sino el germen de pensamientos que luego desarrollaba en el ensayo, el poema o el teatro.

El escritor nunca llegó a explicar por qué recopiló en un libro algunas sentencias y desechó otras. Frente a quien tildó los aforismos bergaminianos de «cohetería barroca, que gasta su pólvora en salvas», Pedro Salinas salió en defensa del escritor. «El ingenio de Bergamín es solamente el arma punzante, acerada, con que un espíritu atormentado y angustiado quiere abrirse paso entre las tinieblas de cada día. Ingenio de saeta», dijo el autor de 'Razón de amor'.

Penalva aduce que las creaciones breves recopiladas en 'El duende mal pensante' son heterogéneas, tanto en el fondo como en la forma, de suerte que conviven «verdades trascendentes, indiscutibles, perennes junto a textos arbitrarios, discutibles, prescindibles». Cree el experto que no le corresponde hurtar a los lectores «esa riqueza y complejidad».

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