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José Tomás, durante la lidia de su segundo toro en la plaza Teatro Monumental de Aguascalientes (México). :: M. Guzmán / efe
José Tomás torea sobre su sangre en Aguascalientes

José Tomás torea sobre su sangre en Aguascalientes

El respetable se rinde al mito que hace cinco años estuvo a punto de morir en la plaza y le brinda la puerta grande

R. C.

Lunes, 4 de mayo 2015, 00:24

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Era citarse con la historia, con su vida. José Tomás volvía a Aguascalientes, la plaza donde hace cinco años quedó prácticamente exangüe, y se fue con tres orejas para abrir la puerta grande de un coso del que ya no le quedará mal recuerdo. Con la plaza abarrotada por 16.000 espectadores, días antes habían acabado prácticamente con los billetes, el diestro de Galapagar se presentó con traje azul y oro para hacer olvidar aquel 24 de abril del 2010, cuando el toro Navegante casi le arranca la vida. Una cornada de 15 centímetros en la pierna izquierda que le atravesó la vena femoral y la arteria ilíaca y derramó sobre la arena casi cuatro de los cinco litros de sangre que corrían por sus venas. Por eso, uno de los primeros saludos fue para el equipo médico de la plaza que le sacó adelante hace cinco años y al que ha donado 27.500 euros.

El festejo, parte de la Feria de San Marcos de esta ciudad del centro de México, había generado una gran expectación y en el ambiente se mascaba el ir y venir de los aficionados, con hoteles a su máxima capacidad y las entradas de todas las carreteras a la ciudad taponadas por los coches que intentaban llegar hasta la principal plaza del estado de Aguascalientes.

La tarde se inició con un caluroso recibimiento a José Tomás y un arreglo floral en el centro del ruedo que decía: «Suerte matador, bienvenido a tu tierra». El madrileño ama México, donde llegó en los años noventa, cuando en España no podía torear por su corta edad. En Aguascalientes, donde tiene una casa, José Tomás recibió la alternativa como novillero en 1994 y su primera cornada. «Quiero darles las gracias a Aguascalientes por hacerme vivo otra vez. Soy español, pero me siento hidrocálido (gentilicio para los oriundos de esa demarcación) y mexicano», comentó a la prensa antes de salir al coso.

«¡Torero, torero!»

El 'príncipe de Galapagar' le cortó un apéndice a 'Guantero', del hierro de la dehesa de Los Encinos, un toro que le salió bronco y le enviaba derrotes a la cara cuando lo enfrentó con la muleta. Tomás lo abatió con una estocada que puso de pie al público y se llevó la primera oreja de su actuación.

En su segundo burel, 'Pollo Querido', del hierro de Fernando de la Mora, bordó una faena de gran tesón dando pinceladas con el capote ante un toro distraído, que daba la impresión de estar ausente de la faena, al que le tuvo que buscar su querencia, pases por alto y naturales para finalmente estoquearlo y provocar una resonante ovación unísona de «¡Torero, torero!».

La estocada mortal de su último enemigo, 'Oye Poco', también de la ganadería de Los Encinos, fue brinda por el diestro madrileño a uno de sus banderilleros.

El diestro mexicano Eulalio López 'Zotoluco' fue su compañero en el mano a mano de Aguascalientes y tuvo tres faenas muy bien estructuradas, con reposo, torerismo y una buena dosis de entrega y de entendimiento.

Al primero en suerte lo pinchó cuando tenía cerca las dos orejas. También cuajó al tercero con una faena que caló mucho, pero dos pinchazos y descabello lo dejaron sin trofeos. El quinto fue el menos bueno y el mexicano volvió a hacer gala de sus conocimientos, de su madurez y del buen momento que atraviesa, aunque volvió a fallar con la espada.

El regreso del torero a Aguascalientes había hecho estallar la pasión de los aficionados: decenas de ellos acamparon al pie de las taquillas de la plaza de la ciudad cuando hace un mes comenzaron a venderse las entradas para su corrida.

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