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Los efectos del frío en la piel
SALUD / EL ESPECIALISTA

Los efectos del frío en la piel

Los especialistas recomiendan proteger y cuidar la piel durante el invierno para evitar la sequedad y la deshidratación

MIGUEL AIZPÚN

Martes, 6 de enero 2015, 00:36

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Mientras el sol ha sido divinizado por algunos de sus beneficiarios más entusiastas, el frío no suele tener buena prensa, especialmente en los países mediterráneos. La llegada triunfal del general invierno obtiene, como no podía ser de otra manera, un recibimiento muy poco caluroso.

  • Aunque es recomendable proteger toda la piel, debe protegerse más la cara, la zona del cuello y el escote.

  • El factor de protección solar indicado para el invierno es el 15-20, la mayoría de las hidratantes llevan incorporado factor de protección.

  • Siempre hay que protegerse los labios pero, si hay sol,

  • es importante hacerlo con una crema hidratante labial con protección solar, no con un simple cacao.

  • La sequedad del ambiente producida por la calefacción

  • puede hacer que nos humedezcamos los labios con frecuencia. Hacerlo con saliva puede provocar una irritación adicional.

  • La piel de las personas de edad avanzada y la de los niños

  • es particularmente sensible a los cambios y rigores del invierno.

  • La aparición de placas secas, fisuras y escamas

  • es más frecuente en estos grupos de población.

  • El sol en las alturas es más dañino.

  • La práctica de deportes de altura requiere de la aplicación de protección solar que hay que aplicar con frecuencia debido a que el sudor que origina el ejercicio hace que pierda eficacia.

  • Concretamente respecto al esquí,

  • es de reseñar que el sol puede ser más peligroso para la piel que en verano, ya que los rayos solares se reflejan en la nieve y potencian el daño en la piel.

  • Cuidado con los cambios de temperatura al salir o entrar en locales.

  • Ese paso del frío al calor o del calor al frío va a ser negativo para nuestra piel, sobre todo en personas de piel sensible.

  • En su protección contra el frío,

  • evite ropas o calzado irritante o no transpirable.

  • Las personas que padecen enfermedades frecuentes como la psoriasis y la dermatitis atópica suelen empeorar en invierno,

  • estación en la que los brotes se agudizan y se presentan con más frecuencia. Así, pues, para los afectados por estas dolencias es muy importante acudir al dermatólogo en invierno, que controlará la patología especialmente en estas fechas.

  • Si en su entorno familiar hay pacientes con piel seca, sensible o enfermedades cutáneas que empeoran en invierno,

  • procure aumentar la humedad ambiental mediante algún humidificador o sistema de humidificación ambiental o colocación de toallas húmedas o sistema similar en radiadores, focos de calor, etc.

La ayuda del dermatólogo resulta muy útil para que la necesaria protección respecto al frío se realice de modo adecuado. El consejo y la dirección del especialista resultan imprescindibles para elegir acertadamente la utilización de las cremas para hidratar y cuidar la piel. Cada piel precisa de un tipo de tratamiento y esa tarea puede ser desarrollada eficazmente por un dermatólogo, que es el especialista formado para ello.

Una acertada estrategia de protección de la piel resulta importantísima. Hay que subrayar que la protección de la piel en invierno alberga numerosos matices, lo que invalida actuaciones indiscriminadas, sobre todo las inducidas por el autotratamiento o el consejo del amigo.

Cuidado según el tipo de piel

Las pieles normales y grasas soportan mejor el frío debido a una mayor producción de sebo que asegura una capa protectora gruesa.

Las pieles secas o sensibles en cambio necesitan una protección y unos cuidados específicos.

Si el frío es muy intenso, es evidente que la piel del rostro se protegerá tapándola al máximo y aislándola del medio externo mediante gorros, bufandas, gafas, etc..., y aplicando los cuidados cosméticos precisos.

El segundo elemento agresivo del invierno es el grado higrométrico del aire, es decir la cantidad de humedad contenida en el ambiente. Cuando el tiempo es muy seco, cosa que ocurre con frecuencia en invierno, la humedad del aire disminuye.

El agua contenida en la capa córnea se evapora más deprisa durante el invierno y de forma más importante cuando está en contacto con el aire seco que con el aire húmedo. La piel se deshidrata en superficie y provoca sensación de estiramiento, se cuartea, se fisura. Es imprescindible aplicar una crema hidratante adecuada.

El viento también es causa de una fuerte agresión a la piel puesto que refuerza el frío cutáneo.

La calefacción seca el aire de una forma muy importante si no se ve contrarrestada por aparatos humidificadores. Estar durante todo el día en invierno en unos locales con exceso de calefacción y aire seco representa un daño importante para la piel, tanto más cuanto que al salir se expone al frío de la calle.

Deshidratación

Sabemos que en invierno la piel sufre una importante deshidratación. Una piel deshidratada envejece más rápidamente de lo normal. Esto se evidencia fácilmente al observar el estado de la epidermis.

No obstante, aunque no sea visible, la dermis es la parte de la piel que más sufre de las irregularidades producidas por una alternancia calor-frío-calor que se produce en invierno al entrar y salir de los locales o casas.

Los labios son los más vulnerables, sufren en particular las agresiones del invierno al estar expuestas a la intemperie. Se hinchan y se descaman cuando están expuestos al frío.

Hay que tener cuidado de no humedecer los labios con la lengua. Es un gesto frecuente que se hace para aliviar molestias causadas por el resecamiento de la piel en este lugar. Pero si bien es verdad que en un primer momento procura una sensación de suavidad, cuando la capa de saliva se evapora, aumenta la deshidratación.

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