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Darío Villanueva en la sala de plenos de la Real Academia Española, donde los jueves se reúnen los miembros de la institución.
«La RAE no está en cuidados intensivos; la situación es grave, pero no crítica»

«La RAE no está en cuidados intensivos; la situación es grave, pero no crítica»

Refundar la gestión de la institución y hacerla sostenible son los retos del máximo responsable de la docta casa, que asumirá el cargo el 8 de enero

MIGUEL LORENCI

Lunes, 22 de diciembre 2014, 01:16

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Darío Villanueva (Villalba, Lugo, 1950) toma posesión el 8 de enero como trigésimo director del la Real Academia Española (RAE). Conoce al dedillo la docta casa, a la que llegó en el 2008 y de la que ha sido secretario. «El currito», ironiza. Su reto es hacer sostenible y refundar una institución lastrada por el déficit. Debe rentabilizar la joya de la RAE, el diccionario en línea, una «mina» con 45 millones de visitas al mes que seguirá siendo gratuito

Con 28 de 35 votos, ¿entra en un jardín con más rosas que espinas?

Así es. No caigo de un guindo. He sido secretario cinco años, un puesto modesto pero muy importante, por el que pasa la gestión a todos los niveles; coordina todas las comisiones y la elaboración del diccionario. El director de la RAE no es más que un 'primus inter pares'. Tiene la autoridad que otorga la voluntad de sus compañeros, que nunca es un cheque en blanco. El pleno es muy exigente, y el apoyo es fundamental.

¿La orquesta de RAE está afinada y bien avenida o hay familias que chirrían?

No veo que haya familias. Hay individualidades, una corporación con singularidades muy potentes. Quien llega aquí lo hace en función del mérito, el prestigio y la personalidad. No se pueden esperar fáciles unanimidades. La riqueza de los plenos está en las diversas interpretaciones que se dan. No hay agrupaciones. Sí afinidades, coincidencias fluctuantes y discrepancias. No hay ideologías ni esa polarización a la que tan proclives somos los españoles.

Para atender a las palabras ¿está obligado a sanear los números?

Hay que agarrar el toro por los cuernos de la gestión. Sería absurdo que el pleno tratara de balances, cuentas o presupuestos en lugar de palabras. Eso es propio de un consejo de administración y lo hará una Sociedad de Gestión que ya está acordada. Pertenece a la RAE y la dirigen los académicos, pero liberará al pleno de dedicarse a los números.

Con un déficit es 2,5 millones, ¿está la RAE en la UCI?

No lo está. Hay que decir alto y claro que es gracias a que la RAE no ha sido nunca manirrota. Hay un remanente de los años buenos que permite cubrir el déficit hasta el 20 15. No tenemos deudas ni créditos y hay recursos para atender ese desfase en el tiempo que nos lleve aplicar el plan estratégico que haga a la Academia sostenible en cuatro años. Es una situación grave, seria, pero no crítica. Hay salida y evitaremos que empeore. Sin autonomía financiera en cuatro años sí sería crítica.

¿Cuáles son los pilares de la refundación?

La Sociedad de Gestión y el diccionario. El 23º DRAE ha sido el último de su estirpe, inaugurada con el diccionario de autoridades. Ha sido un libro que se transformó en el 2004 en una oferta digital. Ahora se invierten los factores. Prima el digital. Pero no vamos a acabar con el diccionario en papel. Nos readaptamos e innovamos, y es ahí donde entra la Sociedad de Gestión.

¿Académicos y empresarios?

Ni somos una empresa ni lo queremos ser. Queremos ser Academia. Es absurdo que el pleno se convierta en un consejo de administración.

Con 45 millones de visitas al mes, El DRAE digital es un diamante en bruto. Le sobrarán novias. ¿Para cuándo la boda y con quién?

Se resolverá antes de presentar la 23ª edición del diccionario en la red, en el primer trimestre de 2015. Hay contactos muy avanzados. Pero sería una triste paradoja que la Academia muriera del éxito del diccionario en línea. No es la única causa, pero incide en la circulación del diccionario en libro. Lleva dos meses en el mercado y esperamos que mejoren las ventas. La publicidad está descartada en el digital. Su presencia 'ensuciaría' visualmente la página y le restaría inmediatez. La opción es el patrocinio.

¿Será de pago?

No. Lleva diez años de gratuidad y seguirá así. Eso es irreversible.

¿El DRAE jamás satisfará a todos los hablantes?.

No. Toda crítica al diccionario, positiva o negativa, nace de la profunda la legitimidad del hablante, como propietario de la lengua, para opinar sobre ella. Y no es una declaración retórica. Hay respeto absoluto a las críticas, pero sabemos que nunca podríamos satisfacer a todos. Hay palabras que hieren sensibilidades, pero es erróneo creer que la RAE promueve su uso y comparte sus elementos desagradables. No podemos hacer un diccionario biempensante. Es el mapa de la lengua y sirve para lo bueno y lo malo, para lo justo y lo injusto.

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