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Una mujer 'vapea' en un local de Niza (Francia).
El cigarrillo electrónico, por los suelos

El cigarrillo electrónico, por los suelos

El sector se desploma en España, donde en un año han cerrado casi 3.000 tiendas y la facturación cae un 80%

DANIEL ROLDÁN

Lunes, 22 de diciembre 2014, 01:15

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Era un hecho casi habitual en la gran mayoría de los barrios de las ciudades españolas. Un local medio, cuyo negocio se había ido a la ruina por culpa de la paupérrima coyuntura económica, era tomado por unos cuantos obreros. En unos diez días, el nuevo y reluciente establecimiento ya estaba dispuesto para recibir a los clientes. Además, se trataba de un producto nuevo, los cigarrillos electrónicos, vendidos como una nueva forma de ocio alternativa ajena al tradicional tabaco. Pero otros negocios, de cualquier tipo, también se apuntaron a la moda de vender estos productos y atraer una nueva línea de negocio. Una situación que provocó que a principios del 2013 hubiera más de 3.100 puntos de venta en todo el país, a los que habría que añadir los estancos que también distribuyen estos productos. Sin embargo, la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE) ha visto que este paradisíaco panorama ha desaparecido. Este año ha sido el del ajuste del sector, que ha sido terrible. Más de 2.800 tiendas han cerrado sus puertas, la facturación de las empresas se ha reducido en un 80% y casi todas las empresas han quebrado. «Quedarán dos o tres. Y antes había hasta quince», explica Alejandro Rodríguez, presidente de ANCE.

LA CIFRA

Uno de los motivos de esta caída está en la causa, curiosamente, de su propio éxito. Todo el mundo quería abrir una tienda, pero no todo el mundo estaba preparado. «Hubo mucha oferta de un producto que los propios vendedores del sector no sabían ni lo que vendían. No informaban al cliente del mantenimiento del cigarrillo electrónico, cuáles eran las consecuencias, lo que tenían que hacer para que el producto funcionara bien. Esto es como si yo te vendiera un iPhone 5 y no te explico cómo funciona. Al final, el cliente, como no va a saber usarlo, lo va a tirar. Esto ha provocado al final se queden los profesionales de verdad del cigarrillo electrónico», explica el presidente de la patronal. El segundo motivo fundamental es la presión que las empresas farmacéuticas, según Rodríguez, están realizando para evitar que la población «pueda 'vapear'». «Estas empresas venden productos para dejar de fumar y contienen los mismos elementos que los cigarrillos electrónicos», comentó el presidente de ANCE, quien también critica a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Al departamento de Naciones Unidas le costó meses y varias reuniones saber cuál era su postura. Y optó por la prohibición del uso de este sistema electrónico inhalador alternativo al tabaco en espacios cerrados en un informe sobre su uso y regulación. También solicitó a los países medidas reguladoras sobre estos dispositivos y sus líquidos, el veto de la venta a menores y un control responsable de la publicidad, la promoción y el patrocinio de estos productos. «Las pruebas existentes demuestran que los cigarrillos electrónicos no son sólo vapor de agua, como afirman con frecuencia los fabricantes. Su uso plantea graves amenazas para los adolescentes y los fetos», afirman los expertos de la OMS, que advierten de que poseen indicios científicos suficientes como para «advertir a los niños, adolescentes, mujeres embarazadas y en edad de procrear sobre las consecuencias a largo plazo que puede tener el consumo de cigarrillos electrónicos en el desarrollo del cerebro».

Una postura que defiende el Gobierno vasco, que aprobó una ley mucho más restrictiva que la central, prohibiendo el uso de estos 'e-cigarrillos' en espacios cerrados. «Pero es que solo es vapor. El humo en este caso no existe porque no hay nicotina. El vapor del cigarrillo electrónico desaparece en no más de 11 segundos. Sin embargo, el humo del tabaco convencional desaparece como poco en 20 minutos», argumenta Rodríguez para rechazar cualquier restricción a estos productos.

eran las empresas que trabajaban con franquicias en el sector del cigarrillo electrónico en el 2013. Después de la reestructuración del sector, apenas quedan dos o tres.

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